jueves, 22 de noviembre de 2007

Danda en Alemania: El recital (intermedio)

Esta semana tengo mucho trabajo y no puedo seguir con la historia de mi viaje a Wetzlar... así que simplemente os dejaré este vídeo para que sigáis compartiendo mi experiencia:

El vídeo de "We arrived at the station":

http://www.youtube.com/watch?v=W1zeVmkJ08k

Y un fragmento de "Testimony":

http://www.youtube.com/watch?v=2VBepmNauRw

Hasta la semana que viene.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Danda en Alemania: El recital

I. La peregrinación

Todo empezó hace una semana. Después de llevar un mes tratando de aclimatarme al clima lemán, y viendo publicidad de la figura de la vieja gloria setentera Roger Hogdson, el tío de la voz aguda de Supertramp, empapelada por todas las calles de Frankfurt (aunque ahora el escote de Celine Dion y su apropiadamente titulado "Corriendo riesgos" parece haberle tomado el relevo), me pregunté si sería posible que hubiera por aquí cerca algún concierto de mis artistas favoritos. Abrí entonces internet, y entré directamente en la página mostrando la lista de actuaciones en directo de la página oficial de Neal Morse.

Veamos: Kelsterbach, Frankfurt: días 1 y 2 de noviembre.

Era 6 de noviembre.

Con un "timing" impecable, me había perdido no uno sino dos conciertos de Neal Morse que tenía al lado mismo de mi casa. La sensación de derrota era indescriptible. ¿Qué podía hacer? Pues nada, resignarme y esperar la próxima visita... ¿quizás el año que viene? ¿Acaso voy a seguir aquí el año que viene? No. Volví a mirar las fechas. Morse seguía su gira por Bélgica y Holanda... pero seguía una trayectoria parabólica (nunca mejor dicho, dada su obsesión "evangelizadora") y volvía a Berlín y finalmente a un sitio llamado Wetzlar.

Tras plantearme ir a verle a Berlín (con un viaje de unos 550 km de nada...), examiné la opción de Siegen (130 km) y finalmente Wetzlar... que "sólo" estaba a 70 km. Era el último concierto de la gira, y me caía en un día de trabajo... aunque más tarde de lo normal (los demás conciertos eran a las 19h, pero este era a las 20h), lo que me facilitaría el viaje. ¡No podía perdérmelo!
Tras pedirle ayuda a un compañero de trabajo para que me ayudase a buscar por internet los horarios de los trenes (¡Gracias, Felix!), me dispuse a emprender mi viaje. El día anterior madrugué de forma exagerada para ir acostumbrando el cuerpo a levantarme temprano para poder entrar (y por tanto salir) antes del trabajo. El problema es que a la hora de salir, se me olvidó que había entrado una hora completa antes y la máquina de fichar se volvió loca al haber sobrepasado la jornada de trabajo por un margen tan amplio. Recordé la prohibición expresa de trabajar más de la cuenta (las leyes laborales alemanas son bastante estrictas), pero por suerte mis jefes fueron comprensivos y no me echaron a la calle (todavía...)

Llegó el día. Entré temprano (pero no mucho), cumplí con mi trabajo de la mejor forma que pude teniendo en cuenta que tenía que salir lo antes posible por la tarde, y corrí a la estación de trenes. Lo bueno de ir con antelación es que tuve margen para esperar en una cola de 20 personas y preguntar qué tren tenía que coger sin comerme las uñas al ver que se me iba a escapar. Lo bueno es que las indicaciones me las dieron por escrito, imprimiendo todo para que lo pudiera tener a mano y leerlo. Un punto a favor de los ferrocarriles alemanes.

Fui a la vía que me indicaron, y veo que de allí salen dos trenes distintos a la misma hora. ?!!?! Echo a andar esperando coger uno de los primeros vagones para bajarme antes en la estación de llegada, pero cuando estaba por los vagones de enmedio, me fijo: Los vagones delanteros tienen un rótulo electrónico con un destino distinto. En ese momento entiendo lo que pasa: han juntado dos trenes que van a ir juntos hasta cierta parte del trayecto y después se separan. Retrocedo entonces y me subo a "mi mitad". Hago bien en asegurarme un sitio, porque al poco tiempo el vagón se llena, y me refiero a llenarse de verdad. Hasta el pasillo está ocupado.

El viaje es largo. La gente lee, la gente duerme, la gente va cenando, la gente se sienta en el suelo esperando su lejano destino. "Serán commuters", pienso, y me sumerjo en mi propio libro, "El Beach Boy perdido: La historia de David Marks". No, no lo busquéis en vuestra librería de la esquina, porque está en inglés. Todo va bien, exceptuando un pequeño retraso de diez minutos aceptable en cualquier país (a excepción de Japón), hasta que de pronto el tren se detiene.
"Bueno, son cosas que pasan", pienso. Pero el tiempo transcurre y la gente se empieza a alborotar. Cuando una voz da un mensaje por un telefonillo del vagón y la gente reacciona con revuelo, ya me doy cuenta de que algo extraño pasa.

Diez minutos más. Bueno, todavía no debo preocuparme. Para algo me tenía que servir venir con una hora de antelación, ¿no? Ya dispuesto a ahorrar tiempo para cuando baje del tren, saco el bocadillo y aprovecho para cenar allí mismo, como mucha otra gente. El tren se acerca unos metros para pararse delante de un anden, y algunas personas se bajan.

Diez minutos más. Esto ya no es normal. Le pregunto a la chica de al lado, "¿Habla usted inglés?". Respuesta: "Nie". Pregunto a la chica de enfrente. Tampoco. Busco con la mirada rápidamente a alguien que sepa inglés. Una chica que tengo enfrente busca con la mirada a un chaval rubio que está sentado inmediatamente al otro lado del pasillo. Él sí sabe inglés."¿Qué está pasando?". "Bueno, resulta que este tren tenía que separarse de otro en la estación de Giessen y no lo ha hecho, con lo que hemos seguido en la dirección equivocada". ¡Pero bueno! O sea, que en Alemania juntan los trenes para ahorrarse unos eurillos pero luego no se acuerdan del "pequeño detalle" de separarlos. Mi preconcepción de la "eficiencia" germánica empezó a resquebrajarse.

Diez minutos más. ¿Qué está pasando aquí? La gente sale del vagón, vuelve a entrar. ¿No pueden dar la vuelta, ni seguir adelante a un sitio donde pueda uno coger otro medio de transporte? Vuelvo a hablar con el chico rubio. "¿Se sabe qué pasa?""No, no han dicho nada más. Lo que han dicho por los altavoces no aclara nada, sólo nos dicen que esperemos".

Cuando vine a Alemania me dijeron que todo el mundo habla inglés. Pues bien, es falso. Me di cuenta de que en aquella situación permanecer con ese chico (y con una chica que lo acompañaba, pero que no hablaba mucho) era la mejor forma de tener un punto de contacto con la realidad circundante. Para saber cuánto tiempo podría depender de él, le pregunté: "¿Vas en dirección aWetzlar?". "Sí, yo también voy allí". Ah, vaya coincidencia... ¿o no? Añado: "Voy allí a una actuación musical". Se le iluminó la cara: "Ah, yo también... ¿Neal Morse?". "¡Sí!!". Estupendo. Así ya queda establecido que podríamos permanecerlos tres juntos. Incluso les ofrezco que si nos acercan a alguna estación que cojamos un taxi compartido entre los tres.

Diez minutos más. Está claro que dios no ha querido que lleguemos a tiempo al concierto de Neal Morse. Una cita bíblica sería muy apropiada aquí: "Los últimos serán los primeros". O, en este caso, los primeros serán los últimos. Para una vez en mi vida que me permito un esfuerzo extra para ser puntual, me encuentro con el sabotaje del ferrocarril alemán.

De pronto, el tren arranca en dirección contraria. Miro a la gente que ha salido y está de pie en el andén. Me pregunto si sabrían que el tren arrancaba y si se han quedado a propósito. El tren avanza (o retrocede) de una forma tremendamente lenta. Consulto mi horario y hablo con el chico alemán. Me dice que hay otro tren a Wetzlar que pasa por Giessen dentro de 10 minutos.
El tren llega al fin a Giessen con la hora realmente justa. Vemos un tren parado al otro lado de la estación y corremos como chiflados hacia él, casi dejándome los pulmones en el intento (soy un poco asmático) para descubrir que ni siquiera era el tren que buscamos. Adivinadlo: este nuevo tren también se había retrasado.

Milagrosamente, y ya no sé cómo llamarlo, llegamos a nuestro destino. Con la oportuna orientación de un mapa de Google que había impreso unos días antes, conseguimos llegar a nuestro destino dando no demasiadas vueltas (aunque debo admitir que dimos una vuelta a la manzana completamente innecesaria). Cuando ya empezábamos a pensar que nos habíamos perdido, vimos claramente la cabezota de Neal Morse desde un ventanal frente a nosotros. Entramos a toda mecha. El chico rubio dijo "¡Yo tengo que ir al servicio antes!!!", pero yo ni siquiera titubeé, avanzando con paso firme hacia un asiento libre en las primeras filas. Neal estaba cantando sentado al piano. Me senté, y escuché.

La canción, por si conocéis la obra de Neal Morse, era "The kind of heart". Empecé a escuchar lo que cantaba, y de pronto escucho con claridad este verso: "We arrived at the station...".

Literalmente, "Llegamos a la estación".

Al final sí, y de milagro. Neal, el espíritu santo te ilumina.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Fran Molinero cuenta la grabación de "Enceso"

No estaba previsto, pero la reunión en el estudio Ardilla&Feedback, de Misha Goldfarb, se convirtió en la grabación de "Enceso", el tema de presentación de Cuchillo Mundo.

El encuentro de la formación, tras dos meses en el dique seco, fue, en realidad, una pesadilla técnica, porque Misha tuvo que adaptar su estudio, muy orientado a la música culta, a algo tan distinto como el rock. Nuestra batería llevaba más micros que la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, y no es una exageración. Tras un montón de pruebas, la cosa se fue orientando, casi por su propio peso, hacia el registro de un único tema. No hubo tiempo para más.
Grabamos las bases -bajo, batería y guitarra rítmica- en directo y en sólo tres tomas. No queríamos algo perfecto, sólo un esqueleto sobre el que trabajar, para ir construyendo encima y dar con algunas conclusiones sobre el todo. Creo que el resultado final será una buena guia para "Enceso", que, obviamente, también cambiará en el tiempo, a la espera de nuevas incorporaciones y, sobre todo, con el horizonte de una grabación seria (lo de estos días no será más que una pequeña maqueta). Esto también generó disparidad de opiniones (en Cuchillo Mundo siempre estamos al borde de la locura, no hay nada frío).

Como en todas las grabaciones difíciles, ha habido un cúmulo de deserciones, plantes, encuentros y desencuentros, ausencias, buenos y malos momentos, mucho tiempo perdido y demás. En la grabación (repito: tres únicas tomas, tras meses sin ensayo), me di cuenta de que los músicos aportaban. Esto era una novedad para mí, porque en mis experiencias previas había visto lo contrario, más bien. La propia dinámica tensa del grupo, favorece su música.

Personalmente, tampoco fue fácil. A las infinitas dificultades técnicas, se sumaron las de diálogo. Hubo momentos en que tuve la impresión de que nadie, excepto yo, creía en el tema. Es la habitual sensación de estudio, cuando la cosa se pone difícil: uno tiende a sentirse aislado e inseguro. En realidad, tenía una visión del tema como un giro continuo del absurdo, un "evento y repetición" autosuficiente, un mundo propio que sólo nos enseña su superficie y al que no podemos juzgar desde patrones clásicos. Por eso, "Enceso" debía saltar sobre seguridades y lógicas armónicas, e incluso sobre la vieja estabilidad rock de tonalidades mayores o menores, para sustituirlas por la repetición de una secuencia personal de acordes -personal del tema-, no excesivamente dados a la emoción, por otra parte. En cierto sentido, el tema se basaba más en los intervalos, para su unidad, que en otros patrones clásicos. No era una canción: debía ser un mundo y no podía ser nuestro. No podíamos identificarnos emocionalmente con el sonido, sino que debíamos asistir a él, como oyentes. Como músicos, en cambio, interpretando, debíamos dejarnos llevar como sus encarnaciones, es decir, ser sus meros instrumentos. Como oyentes, ajenos; como músicos, médiums. Demasiado lejos o demasiado cerca, pero siempre respetando el misterio del tema, su otridad, su lenguaje inaprehensible, su distancia.
Pues bien, creía que esto no era compartido en absoluto por nadie. Lo sigo creyendo, aunque puedo estar equivocado. Las discrepancias, pese a todo, no fueron "ideológicas" sino más bien técnicas: a Álex le horrorizaba una parte bufa, que es uno de esos giros más delicados, donde "Enceso" se burla de "Enceso". También estaba su sospecha de que la cosa tendiera demasiado hacia lo que él llama "indie". Tiene parte de razón, porque mi enfoque es absolutamente underground. Al final, se implicó al máximo en la grabación y fue clave con su evidente gusto y perfeccionismo (muy superiores a los míos). Román, por su parte, discrepó casi desde el inicio, esperando quizá un simple registro limpio de tres instrumentos. ¿Somos demasiado barrocos? Es posible, pero grabábamos rock, éramos una banda de rock. La opinión de Román es que la composición de un tema lleva meses y no se puede hacer en tan poco tiempo. Creo que también tiene gran parte de razón, aunque esta simple maqueta nos ha hecho avanzar en ello, en días, más que todos los meses previos, juntos. También creo que su visión está más próxima al espíritu de la Electrónica que al del Rock.

Con todos los problemas, me parece que Cuchillo puede ser una banda personal y competente en estudio, si con sólo tres tomas puede hacer esto, aunque para cualquier futuro necesitamos un diálogo más intensivo, un intercambio real de opiniones sobre cómo, cuándo y por qué (más allá del simple "qué" al que nos entregamos en esta ocasión). Ahora bien, hay una energía casi explosiva en el "interplaying", que ni siquiera se reduce en estudio. El grupo está condenado a sonar personal, potente, y eso no lo podrían matar ni los productores de Vale Music. Un grupo feroz. Respecto a los overdubs, exceptuando los teclados de Misha, apenas los trabajamos. Fueron registrados con auténtica improvisación (por mi parte, todos los overdubs de guitarra salieron allí mismo y sin apenas repeticiones), para adecuarlos al carácter urgente, imperfecto y "live" del tema.

"Enceso" está en fase de mezcla, prevista para noviembre. Quizá hagamos una pequeña edición con una remezcla de Román y algún que otro tema. En cuanto esté disponible, la colgamos en esta página, para todos.

Danda cuenta la grabación de "Enceso"

I. Una grabación inesperada.

Noticias sorprendentes.

En septiembre el grupo se reunió para entrar, sin ningún ensayo preparatorio, a grabar en el estudio de Misha Goldfarb. La experiencia fue muy positiva pero también exigente con nosotros mismos, que tuvimos que realizar un gran esfuerzo contra viento y marea, superando imprevistos técnicos de última hora.



No sé si realmente a alguien le interesa que documente el proceso de grabación. Es algo aburrido de contar, realmente. Llegas al estudio, y te sientas varias horas a mirar como el técnico va poniendo cables. Al fin, empiezas a probar si el sonido es satisfactorio, y cuando te acercas a un sonido aceptable el proceso se repite con el siguiente instrumento. De esa forma, sólo tras un montón de horas se puede comenzar a tocar.

Lo cierto es que tras muchas horas esperando nuestro turno de tocar, al fin pudimos realizar una prueba. Sonido aceptable, así que grabamos el resultado. Está bien, pero no lo suficiente. Decidimos parar hasta el siguiente día.




Nueva jornada: una vez con la cabeza fresca, uno se da cuenta de que el sonido no era tan bueno como creíamos. Nuevos ajustes, nuevas esperas. Tras otro par de horas podemos al fin seguir tocando. Allá vamos: pese al parón de varios meses parece que recordamos bien la canción. En un par de tomas decidimos que el resultado es satisfactorio a nivel de maqueta. A continuación
nos ponemos a trabajar en el arreglo de un par de imperfecciones: hemos grabado toda la base de trío de la canción tocando los tres juntos (como en los últimos discos de Mamá Ladilla...) y ahora es el momento de "pinchar" en algún sitio (apenas un par de compases) y de grabar toda la "capa extra" que uno puede permitirse añadir a una canción trabajada en estudio.

El resultado en este momento era idéntico al del local de ensayo, esencialmente. Pero ahora quedaba añadir la aportación de Misha, toda la capa de teclados que tapase la desnudez de nuestro sonido esencial. Justo en ese momento recibimos una visita que habíamos estado esperando desde hace meses...

Se trataba de Lucía.

----------------------------

II. El piano de la muerte.

Tras grabar la base rítmica, sólo quedaba meter un "refuerzo" de guitarras y algún tipo de teclados que "vistieran" la canción. Estábamos en el proceso de tomar las decisiones a ese respecto cuando supimos que al fin íbamos a conocer a Lucía, una teclista y cantante a la que habíamos intentado invitar hacía meses al local sin éxito. Al llegar Lucía, Misha actuó de forma extraña: en vez de invitarla a pasar a escuchar la canción en su forma "de local", se encerró solo en el estudio y tocó apresuradamente la línea melódica de la canción interpretada toscamente con un sonido "en bruto". Entonces nos invitó a pasar; el resultado fue francamente desagradable, pero no por el sonido de teclado, sino por un ruido de fondo que le acompañaba y que nos impidió disfrutar a ninguno de los presentes de lo que habíamos grabado. El incremento de la tensión del ambiente fue palpable, y Misha es especialmente sensible a esas presiones, lo que se notó en la "prueba" que realizó a Lucía a continuación, sometiéndola a un tratamiento digno de un "casting" de "Factor X". Con todo, Lucía es una chica simpática y soportó el trago con humor. Supongo que desde aquí tengo que agradecer a Lucía su paciencia.

Tras irse Lucía comenzó realmente el proceso de grabación "en serio" de los teclados. Una de las primeras cosas que hicimos fue meter unas partes de piano; Misha realizó una interpretación asombrosamente exquisita. Una toma: estupenda. "¡Esa nos vale! ¡Esta es la toma! ¡Misha, guarda esta!", grité alborozado. Fran y Misha no me hicieron caso; Misha afirmó: "Puedo mejorarla". Y en efecto, la mejoró: consiguió tocarla con aún más intensidad y sentimiento, guiado por una intuición de auténtico músico. Ah, pero en esta ocasión un ruido de fondo se filtró en el resultado final. ¡Había que repetir! No sé si los que estáis leyendo esto habéis estado
alguna vez en un estudio de grabación, pero si es así sabréis que al grabar se produce un momento mágico en el que todo lo que estás haciendo tiene sentido, y lo que grabas es algo absolutamente irrepetible que merece la pena conservar, independientemente del
resultado final de la canción.

Misha acababa de superar ese momento.

Ser técnico y músico a la vez no es fácil. Misha tuvo que dejar el piano demasiados minutos para ajustar el nuevo problema técnico, y cuando volvió a sentarse al piano se vio incapaz de repetir lo que había hecho, aquella toma tan buena que ya había sido borrada.
Misha estuvo intentando recapturar la magia toda la tarde, sin éxito. Fue el momento más frustrante de toda la grabación.

----------------------------

III. Apogeo teclístico

Tras ese punto bajo de la grabación llegaría la remontada. El estudio de Misha está bien provisto y ofrecía miles de posibilidades teclísticas gracias al MIDI y a sus abundantes emuladores de teclados clásicos. Lo primero que hicimos, sin embargo, fue enchufar nuestro órgano Hammond a la mesa de grabación y crear varias texturas sonoras de las que estamos muy orgullosos. Cuando escuchéis el resultado final veréis a qué me refiero.

Luego nos pasamos horas intentando escoger sonidos apropiados para el resto de la canción. Nada parecía encajar; cada teclado parecía ajustarse mejor a otros estilos con los que no tenemos nada que ver (algunos de ellos sin duda podrían ser muy útiles para los proyectos de música electrónica de Román). Quizás por eso al final acabamos acudiendo a los "clásicos" de toda la vida, y decidimos que necesitábamos un sonido de mellotron. ¿Cómo conseguirlo? Recordé que Pepe Suárez, otro estupendo técnico, amigo y socio de Misha, tenía los emuladores necesarios para ello. Decidimos pedirle el favor de que nos los instalase.

A la espera de su visita, seguimos grabando teclados. Un poco frustrados con los sonidos teclísticos tan raros que parecíamos tener a nuestro alcance, surgió la ocasión de grabar un solo absolutamente extraño e inusual que le daría un sabor distinto a la parte central de la canción. El resultado, muy interesante, quedaría a medio camino entre lo bizarro y lo minimalista, sin
decidirse claramente por ninguna opción. Eso quedaría subsanado con la incorporación de un segundo solo, más irreal aún. El resultado es ciertamente estremecedor.

---------------------------

IV - Final: Caen las bombas.

Nuestra canción estaba adoptando al fin una forma más que prometedora. Quedaba ya muy poco para tener algo entre manos de lo que sentirse orgulloso. Decidimos poner fin a las sesiones y dejar reposar la grabación: Misha estaba demasiado estresado por la experiencia (el peso de ser a la vez técnico, productor y músico) y necesitaba tiempo de recuperación.

Sin embargo, en ese momento cayó la primera bomba: un inesperado contrato de generosa cuantía económica surgió de la nada tentándome para trasladarme a Alemania de forma inmediata. ¿He dicho "tentándome"? No: obligándome. En diez días tendría que irme al corazón
de la vieja Europa e incorporarme a mi nuevo puesto. Esto suponía un frenazo para las actividades del grupo. Peor aún: la canción que estábamos grabando corría el riesgo de no ser completada jamás. Ante la situación, me veo obligado a convocar unas últimas
sesiones de emergencia ese fin de semana.

La situación es ruinosa: a Fran le resulta completamente imposible asistir por su horario de trabajo, y Román está ilocalizable. Eso nos deja a Misha y a mí solos con la responsabilidad de acabar toda la grabación en un tiempo record. Recibimos la breve visita de Pepe, que nos instala el Mellotron, y de Fran, que tiene que robar tiempo a su descanso mínimo para poder estar presente. Nada de ello sirve finalmente: un nuevo error inesperado, que Misha atribuye instintivamente a la apresurada instalación del Mellotron, destruye el ambiente de trabajo. Me veo obligado a dar por concluida la grabación y cada uno se vuelve a su casa. Dejo a Misha
sumido en un mar de dudas.

Al día siguiente recibimos la noticia: Misha ha tomado la decisión de que la responsabilidad de ser teclista del grupo es demasiado para él. Se considera ante todo un técnico, y no puede hacerse cargo de ambas responsabilidades. Ese día desaparece la primera
formación de Cuchillo Mundo, la que ha grabado la canción que pronto (esperemos) podréis escuchar en vuestros ordenadores.

----------------------------

V. Epílogo.

Escribo estas líneas desde Frankfurt. Fran se ha comprometido a concluir la grabación; Misha sin duda también colaborará, pero es demasiado pronto para exigirle nada después de todo lo que ha dado. El grupo tendrá que pasar por una crisis tras la cual esperamos que surja una nueva etapa, aunque no se puede saber lo que sucederá. Con esta grabación damos por cerradas las actividades del grupo hasta el año que viene; con suerte, podréis escuchar la canción en la que hemos estado trabajando todo este tiempo, y quizás vayamos incluyendo nuevas actualizaciones del blog. Hasta ese momento, un saludo a todos y gracias por vuestra atención.

DANDA

lunes, 13 de agosto de 2007

Unos días de parada

Hemos interrumpido el blog durante el verano, pero esperamos volver en septiembre con nuevas noticias sobre nuestras actividades. Podemos avanzar ya que esperamos interesantes cambios y novedades de las que hablaremos en su debido momento.

miércoles, 18 de julio de 2007

Niño, ¿has pensado en tu madre?

El martes se ha celebrado un nuevo ensayo de Cuchillo Mundo (con la notable ausencia de Román, prisionero de su trabajo en un campamento infantil) después de una pequeña parada forzada por nuestros compromisos laborales. Sí, como suena: en este grupo estamos rascándonos la tripa todo el año excepto el verano, en que empezamos a trabajar.

Antes de seguir trabajando en los teclados de "Enceso" decidimos improvisar un poco, y acudimos a un recurso tan sencillo pero a la vez tan opaco para el ausente Román como es un típico blues... aunque finalmente, de típico poco, pues mutó en una especie de delirio musical con una batería a lo Keith Moon y unos solos agresivos de Fran y de Misha, que finalmente agarró el micrófono dispuesto a soltar alaridos a lo Robert Plant.

Sin embargo en ese momento Misha se lo pensó mejor y nos hizo pegar un frenazo: "Estamos perdiendo el tiempo. Si hacemos algo, que sea con estructura. No nos limitemos a improvisar, compongamos algo". A eso, yo reaccioné: "Sí, pero lo que dices suena a demasiado convencional. Si estás pensando en que hagamos una canción típica con una estructura limitada, hagámosla al menos sobre un tema que no sea el típico "Te quiero mucho como la trucha al trucho." No: el tema tendría que ser como mínimo alguna reflexión sobre El niño de Somosierra."

Increiblemente, Misha aceptó mi propuesta, y ahí nació el germen de nuestra nueva canción, que a partir de un caso tan particular se extendió hasta lo universal convirtiéndose de forma inesperada en una reflexión "borderline" tanto sobre el aborto como sobre la megalomanía adolescente. La interpretación que hicimos, totalmente improvisada, trascendió lo meramente musical y se adentró en el terreno de lo metafísico... una exploración de la psique humana con tintes catastrofistas. Demasiado fuerte para trivializarlo en estas líneas.

Esta nueva canción es demasiado intensa, un ritual hipnótico, una especie de prolongación del "The End" de los Doors para el tercer milenio. No sé si deberíamos interpretarla en público. Mientras que otros grupos de esta región están aburriendo a las piedras con rutinarios rituales que caen en saco roto (a excepción de los gloriosos Kung Fu), yo soy partidario de reservar la artillería pesada para las batallas pesadas. Vamos, que este tema sólo verá la luz el día que compartamos escenario con Spinal Tap.

DANDA

martes, 26 de junio de 2007

Balance de semana y media

Primeros compases de trabajo con Misha Goldfarb, nuevo teclista de Cuchillo Mundo.

La semana pasada, primer contacto de Misha con los temas y hasta prueba con vocalista femenina, sin éxito (dos mundos diferentes: el de la cantante que tuvo la amabilidad de venir y el del propio grupo). La colaboración con Misha, en cambio, va viento en popa, y algunos temas están ganando empaque. Corregimos algunas aristas técnicas, gracias a su formación clásica, pero el trabajo se desarrolla con la participación creativa de todos: más lento, pero más seguro. El grupo no sólo toca, también discute sobre la música. Me parece una muy buena señal: llegar a un sonido propio y a un acercamiento personal, de todos, a la música. Pensamiento.

Los ensayos de dos horas escasas se nos hacen cortos: trabajamos hasta los timbres y no hay tiempo para desarrollar ideas con calma. Barajamos nuevas opciones para resolverlo...

Hoy mismo, estuvimos durante casi una hora con unos pasajes de un tema que no llevarán ni un minuto, en el resultado final. Añoraba este trabajo minucioso. Si seguimos en esta línea, y nos lo permitimos a la hora de grabar, ensayar y tocar en directo, Cuchillo Mundo irá a mejor. El perfeccionismo, la conversación y reflexión sobre cada compás, son una garantía. Eso, se nota cuando se oye a un grupo. El trabajo de este tipo siempre se ve.

Estamos en el buen camino.

jueves, 14 de junio de 2007

La profecía

Segunda visita de Misha, esta vez para integrarse en el grupo como teclista.


Hace tiempo me preguntaba en este mismo blog si no había teclistas en Asturias, y presagiaba que tendríamos que buscar a alguien de fuera. Pues así ha sido: Misha Goldfarb, el enrolladísimo técnico de sonido/productor ruso-asturiano ha aceptado unirse al grupo. Tras años colaborando a la sombra de otros desde los controles sin recibir reconocimiento ni agradecimiento alguno, Misha por fin se ha animado a dar el paso final y poner sus grandes talentos al servicio de un grupo de una forma más visible (además de audible).


En principio Misha ocupa la extraña posición de "teclista no solista", pero creo que es sólo una cuestión de modestia, y que más adelante nos demostrará lo que vale. Desde este momento comenzamos una nueva etapa en el grupo, y el siguiente paso lógico es encontrar cantante.


Seguiremos informando.


DANDA

jueves, 7 de junio de 2007

Misha, Pedro

Novedades en forma de visita.

El jueves pasado nos visitó Mikhail Goldfarb, teclista, productor y compositor. Vino a escuchar, pero acabamos enrollándole para que tocara el Hammond con nosotros. En realidad, cuestionó algunas peculiaridades de Cuchillo Mundo, lo que promete. Con una amabilidad que no había visto nunca, se ofreció para producir al grupo en su estudio gijonés. Es una colaboración casi soñada: poder producir el material desde los primerísimos pasos... Con él, tocamos "Enceso" con la melodía original. Creo que sonó francamente bien.
Es posible que Misha sea un artista genuino, cosa que sospecho por algunas cosas que le oí. Colaborar con un artista en aspectos tan -habitualmente- técnicos como el sonido me parece otro lujazo. Como teclista, quizá encaje fácilmente. Se verá.
Una colaboración estrecha a la vista.

Martes. Trabajo inusualmente relajado, agradable. Después, acompañamos a Álex a comprar su nueva batería electrónica. Puede ser otra gran baza en el sonido del grupo.

Jueves. Vino Pedro Menchaca, guitarrista de Cuac! y Senogul, dos de los mejores grupos asturianos en activo. Intenté convencerle para que tocara, sin éxito. En realidad, sólo se pasaba para escuchar (aunque me ayudó un montón con el traslado de equipo, a Oviedo). Su opinión autorizada es que Cuchillo Mundo es un grupo de rock contemporáneo, con dosis de cierta oscuridad. Coincido con él al 100%, aunque esta oscuridad, que ya existía en grupos comunes de los dos (como Killing Zoe o NUN) se me ha vuelto diferente. Antes, provenía de mí mismo; ahora, me parece externa, espontánea. Ya no se cultiva, sino que surge sola, y, en realidad, me puedo distanciar de ella, observarla, aceptarla. La veo más como algo que incluye a su contrario, que lo complementa. Y la veo terriblemente ajena, también.

Deliciosa bronca entre Román y un servidor, a cuenta de dos acordes de séptima y quinta aumentada, y cuándo entrar. Las broncas, aquí, son divertidas. El sonido de Cuchillo Mundo se alimenta de las tensiones... Impensable, pero cierto.

Creo que a Pedro el proyecto le resultó interesante. En breve, informamos de sus últimos movimientos discográficos y en directo...

jueves, 24 de mayo de 2007

Pete Townshend y Cuchillo Mundo

En efecto, no hay ninguna conexión entre Pete Townshend y Cuchillo Mundo. Sólo quería dejar clara una cosa, tras ver la actuación de The Who en Madrid, el jueves pasado: Pete Townshend es el mejor jodido guitarrista de rock del mundo. Tras una calamitosa serie de fallos técnicos, que aproximaron el concierto a un live de Spinal Tap, el sexagenario se echó encima al grupo, y acabó enseñándonos cómo se toca la guitarra en el rock. Jugaba con ventaja, porque, junto a Hendrix, la inventó él mismo... ¿Os acordáis de los míticos desarrollos del "Live at Leeds" con la formación completa, Entwistle y Moon incluidos? Pues mejor. Obviamente, no se trata de técnica, ni de años de estudio, ni de digitaciones mágicas, ni de tragarse todos los suplementos de tablatura del Guitar Player, como un guitarrista de Metallica cualquiera... Es otra cosa. Es pensamiento, pensar en música.

Ensayo semanal, por las fiestas: tempus fugit. Recordar los temas antiguos e ir trabajando en algo. Creo que, tras la explosión punk-funk, el trío empieza a pensárselo musicalmente, a trabajar con más cabeza y menos músculo, pero esto es algo que no cuajará hasta cerrar la formación...

Problemas iniciales de sonido. Además, mi Avecrem no sonó nada bien. Como siempre ocurre con estas cosas, di con la solución en el bus, de vuelta a casa: el volumen general del juego de voces estaba demasiado alto. En un equipo nuevo no sería un gran problema; en éste, sí.
Para apuntárselo. Una odisea para encontrar el sonido Rickenbacker 12 cuerdas que quería... Para apuntárselo. Y si el sonido de la guitarra no está fetén, comienzo a tocar mal, preocupado, sin confianza... Para apuntárselo.

Estructuramos el tercer tema. Situamos una parte con ritmos cruzados en el medio, armonizada con slaps de bajo en quinta... Añadió una tercera dimensión, profundidad.

...El auténtico centro será una parte muy sencilla, en re menor, que soportará las voces y arreglos más sinfónicos. Jugamos con los acordes, añadiendo una quinta aumentada: el cambio de color, con un juego armónico sencillo y efectivo, abrirá posibilidades a voces y teclas, pero también será un reposo en el estilo tensionado del grupo.
Hay cambios sin transición, abruptísimos, como el de los ritmos cruzados de este tema, que empiezan a sonarme a personalidad.

De esos días en los que uno piensa: es bueno estar aquí.

martes, 22 de mayo de 2007

Santa Rita, lo que se da no se quita

Este martes no hay ensayo: es Santa Rita y todos los locales del ayuntamiento de Oviedo cierran. Cada uno de nosotros aprovecha el tiempo libre que eso nos deja como buenamente puede.

Yo aprovecho para ponerme al día con algunos DVDs atrasados. Abro una caja que me han enviado desde Canadá con DVDs de King Crimson, Gentle Giant y Transatlantic. Al fin me he hecho con el fascinante making of de la obra maestra "Bridge across forever" que muestra todo el proceso de grabación del álbum. Lo que queda claro tras el visionado es lo mucho que puede influir en el resultado del disco un miembro que no compone, y que en el caso de Transatlantic se convierte en el auténtico motor del grupo.

En los vídeos caseros del grupo se puede ver al batería Mike Portnoy decirle a los demás lo que tiene pensado para el disco. "En vez de preparar canciones poperas de cinco minutos con vuestras ideas, ¿qué tal si lo juntamos todo y hacemos un disco con tres temas progresivos de 20 minutos y una balada?". Esa frase describe perfectamente la estructura final del disco, ¡antes de haber empezado a tocar una nota! También sugiere cambios constantemente y consigue, además de marcar el orden final de las canciones, convencer al compositor Neal Morse de "evitar los típicos clichés de Neal Morse", logrando que éste permita cantar a los otros tres miembros del grupo partes vocales que había compuesto para sí mismo.

Algo que también queda desmentido por el vídeo es que el disco sea una especie de obra en solitario disimulada de Neal Morse. Pete Trewavas, el bajista segundón, demuestra ser tan importante que de hecho resulta ser el compositor de la fabulosa progresión de entrada y otras partes esenciales de "Stranger in your soul", la mejor canción del grupo.

El equilibrio en los grupos es muy importante. A menos que hablemos de genios indiscutibles (y no me estoy refiriendo a gente "con mucho talento" y más ego aún: hablo de figuras como Frank Zappa de las que sólo hay una entre un millón), es necesario el sentido crítico de los demás miembros del grupo como filtro que permita depurar la calidad de la música. Aunque excepciones siempre las hay, por lo general opino que la música hecha dentro de un grupo siempre es muy superior. Hay quien dice que Sting, Mark Knopfler o Mick Jagger son el alma de sus respectivos grupos, pero... ¿seríais capaces de recordar el título de uno de sus discos en solitario? ¿No? Ya lo suponía.

Por último, ver este DVD me ha servido para liquidar uno de los mitos más extendidos sobre el tema que da título al disco. La canción no fue co-escrita con "Prince", el famoso músico, sino con una mujer cuyo apellido es Prince.

Bueno, y ya que estamos, aprovecho para mencionar que el llamado genio de Minneapolis tampoco apareció nunca en la película "Fargo"...

DANDA

martes, 15 de mayo de 2007

Visita del Pepe

Hoy recibimos la visita en el local de José Fernando Suárez (o simplemente "Pepe"), gran técnico de sonido, socio de Misha Goldfarb y también gran amigo, que vino a ver cómo sonábamos después de haberle hablado del grupo en unas cuantas ocasiones. En cierta forma teníamos una espinita clavada al respecto porque la primera vez que intentamos montar el grupo hace un par de años pensábamos contar con su participación, pero su trabajo lo convirtió en imposible hasta el día de hoy. Aprovechando que está de baja, lo que le permite estar un poquito menos estresado que de costumbre, se acercó en taxi a vernos con su bastón de trekking (que le daba un aspecto muy de "Doctor House") y una camiseta recién estrenada con una foto del mítico sintetizador modular de Moog.

Como no podía quedarse mucho tiempo le tocamos rápidamente nuestras dos primeras canciones, "Enceso" y "Loyola 11/8". Esta última quedó un poco deslucida porque se me olvidó pedirle a Fran el libro de los Ejercicios Espirituales del líder cristiano vasco, y en la coda acabé recitando el ticket de un supermercado que llevaba encima. Pese al surrealismo de ese momento, Pepe no pareció asustarse con lo que encontró y al final, reconociendo los huecos producidos por la ausencia de un teclista (que en su opinión tendrá que ser "abierto de mente", por supuesto), elogió la compenetración del grupo y dijo que sonábamos muy empastados.

Tras su marcha seguimos ensayando nuestras canciones de corte más improvisacional. Aprovechando que teníamos el órgano Hammond a mano, hicimos una jam en la que, manteniéndose Fran a la guitarra, yo cogí el bajo y Román se sentó al teclado, demostrando una soltura muuuuy por encima de la mía, por supuesto (además, es que este chico tiene talento...); los resultados fueron muy psicodélicos. Tras eso ensayamos nuestra tercera canción, que tiene aún la estructura demasiado incierta (de hecho, el final que habíamos pactado no funciona, porque todos acabamos perdidos en la canción y no sabemos cómo acabarla), con la sorpresa añadida de ver cómo se desmontaba el taburete bajo mi trasero: los veinte kilos que he ganado desde que volví de vivir un año en Irlanda han pasado factura.

Tras ensayar un rato "Roxanne", que ya suena bastante bien (todo lo bien que puede sonar sin cantante), los últimos cinco minutos fueron para ensayar una idea de Román, pero ese tiempo no dio mucho de sí. Me gusta ver a Román implicado y aportando todo lo que puede. Hacer que un grupo funcione requiere mucho tiempo y esfuerzo por parte de todos, así que está bien ver que cada miembro se involucra hasta donde puede. Es imposible llegar a nada si no es así, y si un elemento no lo da todo el resultado se resiente. Por eso no puedo escuchar los discos de Yes desde que ficharon de batería al pasota de Alan White, aunque algunos fans no parecen haberse dado cuenta de lo incompetente que es. ¿Pensaré eso porque soy batería?

DANDA

jueves, 10 de mayo de 2007

Martillo pilón

Otro día de ensayo con Cuchillo Mundo.

La improvisación inicial de hoy ha sido quizás la mejor hasta ahora. Román cada vez controla más sus recursos, y empieza a mostrar una mayor comodidad tocando con nosotros. Lejos de una improvisación amorfa (en la onda "Moonchild", esa impro de King Crimson que tanto detesto), lo que hicimos hoy tenía fuerza y dinamismo, y ya antes de acabar la canción me dio pena que no la estuviéramos grabando. Es lo malo de tener un local por horas: que montar aparatos de grabación para el poco rato que estamos por allí está descartado de antemano.

Román está superando las pruebas para convertirse en un músico de rock. Hoy nos propusimos tocar el viejo tema "Roxanne" en homenaje a los resucitados Police (una reunión que parecía tan imposible como la de Pink Floyd), y el resultado fue muy satisfactorio. Tras perder un rato en explicarle a Román cómo queríamos hacer la canción (Fran y yo nos conocemos desde hace ya diez años y ya hablamos los dos la misma "lengua de los músicos"), empezamos a tocar y la versión sonó rotunda, sin flaquezas. Es una canción sencilla, pero no fácil, y las síncopas y contratiempos cuasi-reggae de Police ponen en apuros a cualquier músico sin experiencia en esos terrenos que carezca de sentido del ritmo natural. Ahora el elemento que falta es una voz que pueda abrir un corte en la música y aposentarse en ella. Obviamente, en "Roxanne" las posibilidades, a la sombra de Sting, son muy limitadas. Pero en los temas propios de Cuchillo Mundo todo puede suceder.

Viendo lo que han ganado nuestras canciones con la llegada de Román, no dejo de pensar en lo que un buen teclado puede aportar. Los teclados tienen su lugar en el rock, como sabe todo aquel que haya escuchado la música adecuada (toda una institución del rock asturiano como Rafa Kas ha llegado a decir que "mi guitarrista favorito es Keith Emerson"). Fran y yo seguimos pensando en esa posibilidad, pero en Asturias no abundan los grandes teclistas. ¿Tendremos que importar a alguien de fuera?

DANDA

martes, 8 de mayo de 2007

Alex Hammond

Álex trajo su Hammond, ¡un Hammond auténtico!. Qué sonido.

Impros con él a las teclas, sin batería. Aproveché para probar un bypass en la pedalera, y jugar con los sonidos más acústicos de la Avecrem: banjos, steel-guitar, acústicas Martin y Guild, 6 y 12 cuerdas. Me gustó el sonido. Tendré que combinarlas con eléctricas... Esta semana, le dediqué más tiempo a esa Line 6, y creo que voy haciéndome con su extraño funcionamiento. Es la primera vez que salgo del ensayo satisfecho con su rendimiento (que no con el mío...).

Tras las impros con teclas, tuvimos media horilla para repasar cosas. Configuré como una Strato con pastilla del mástil: cañón. Esta guitarra empieza a gustarme, aunque no tenga el tacto de mi Fender. El grupo tenía un saque Sharapova, tras la contención acústica. Al contar de nuevo con percusión, las versiones de "Enceso" y "Loyola 11/8" se acercaron a unos Vanilla Fudge más bien desatados. Es muy extraño: cada vez sonamos más potentes y ni siquiera usamos distorsión. Energía.

¿Ruidosos? Claro, somos un grupo de rock... pero también sonamos con fuerza, vivos. La decisión en las interpretaciones, aun en trío, me enfrenta de nuevo a la cuestión de la alteridad. Decía, hace tiempo, que Cuchillo Mundo, en sus primeros pasos Pintado-Valero-Molinero, me daba una sensación de falta de control, de otridad, de funcionamiento ajeno a sus intérpretes... En realidad, era la energía del grupo, creciendo sobre mis ideas preconcebidas acerca de la música. Ya nada es premeditado: todo es potente y verdadero, por encima de lo que debe ser. Quiero decir que mi viejo enfoque autoconsciente ha sido dinamitado, en la música como en otros órdenes. Con Cuchillo Mundo es algo tan, tan evidente que me parece incuestionable: verdad, sobre todas las cosas.

Lo olvidaba: Román trajo unas ideas para bajo que sonaron francamente bien. Ahora, me queda la libertad armónica para construir. Seguro que incorporaré alguna cosilla más, quizá con esas opciones acústicas de mi Avecrem...

Al escuchar el Hammond, me di cuenta de que es el teclado perfecto para este grupo.

¿Será posible? Mi enfoque de la música se vuelve más espontáneo con la edad. ¿Más joven con el paso de los años?.

jueves, 3 de mayo de 2007

¿Qué Morse?

Detalles técnicos. Llevé mi remozada Strato del 59: nuevo golpeador, montado sobre el original, para conseguir un "enterrado" de las pastillas, potenciómetros fuera, rebajado profundo de la altura de la pastilla del puente, abrillantado, aceitado de cuerdas... Me gusta como ha quedado. Ahora, puedo utilizar las combinaciones 3-5 sin problemas, lo que me da más pegada.
¿Costumbre? Sigo prefiriendo el sonido de la Strato al de la Avecrem (ya sabéis, una Line 6 Variax 300). La sensación de tocar la Fender es placentera (el sustain, la calidez...), algo que no siempre ocurre con la Avecrem. Puede ser una cuestión de años: mi Strato no comenzó a satisfacerme hasta siete años después de su adquisición. La madera, como material orgánico, es lo que tiene. También cambio de actitud hacia la música: del dolor de cabeza, al placer de tocar con Cuchillo Mundo. Hoy, disfruto tocando la guitarra. Sospecho que Cuchillo tiene mucho que ver, aunque recuerdo algunos días con sensaciones similares, en mi etapa con NUN (Javier María Foks, Pedro Álvarez, Carlos Cantarero, Laura Pire, Cristian Batalla, y un servidor). Eran sólo algunos días, desgraciadamente.

Conversaciones divertidas. Confundí a Neal Morse con Steve Morse, hay que ser gilipollas... Las canciones van sonando muy asentadas. "Enceso" está sólo a la espera de los teclados y voces, casi nada. El segundo tema, en cambio, se va perfilando, casi por completo. Optando por lo simple, llegamos a su esencia. La coda final, en 11/8, suena como una orquesta sinfónica de recién divorciados pensando en sus ex-mujeres mientras interpretan a Richard Wagner. Parece mentira que tres intérpretes puedan atronar así. Es mi momento favorito, mi pieza favorita...
Dos novedades. Un añadido de quinta -en una octava superior- a uno de los acordes básicos, que le da un matiz agudo que se echaba en falta. Sin él, el aumento de potencia moría, por comparación con otros acordes anteriores (alguno de ellos con armonías ricas, cercanas al Jazz Fusion).
La novedad novedad, no obstante, es que llevé al ensayo mis "Exercicios Espirituales", de Ignacio de Loyola, en su edición hiperjesuítica de 1892. Román ya creía que se había metido en un grupo de Rock Cristiano (cuando no hay cristianos en el grupo, creo...). El lenguaje normativo de Ignacio suena a gloria, en medio de una coda rígida como el protocolo borbónico. Es una ironía que Álex captó al instante. Hizo bien en cabrearse y exigirme el librito anunciado.

El trío se orienta hacia interpretaciones muy duras. No hablo de distorsión, sino de tensión, de una capacidad de tensión que nunca había visto en un grupo de rock asturiano. La música puede lanzarse, sin control, a intensidades muy altas.

A la espera de teclista.

Trabajo aún inseguro sobre un tercer tema. Las variaciones pueden ser infinitas. ¿Power trio? Puede, pero más cercano a Cream -los Cream más ofensivos- que a Police, desde luego. Sin duda, tres músicos en sintonía, aunque ni ellos mismos lo crean. La suma es superior a las partes.

Naguamos per atopar al rapazo o rapaza que-y dé al muérganu. Ye increyible cómo se nos sentirá, nin lu maxinamos.

FRAN MOLINERO

jueves, 26 de abril de 2007

Long, Winding Road

Ensayo agradable. Mejor sonido que el martes, sin problemas técnicos. Los dos primeros temas comienzan a asentarse. Me gusta la parte central del segundo, con un salto de tono y ritmo muy marcado: la impresión es la de caer en un pequeño agujero negro, en medio de la normalidad. Como si estás en la cocina de tu casa, preparándote un sandwich, y, al pisar la tercera baldosa de la izquierda, apareces en el Laberinto de Cnossos, en pijama y con el pan Bimbo en la mano. Los acordes de esa parte segunda, su sencillez, me parecen un hallazgo.
Improvisamos la continuación, sobre todo para que la guitarra solista fuese encontrando un desarrollo más o menos claro... La deferencia de Álex y Román fue extrema: llegué a disfrutar de más de cinco minutos para solear, lo que supone un exceso incluso para Eric Clapton (no digamos para Fran Molinero). Creo que ya voy dando con dos o tres ideas interesantes, y el regreso al riff principal, en otro tono y tempo, es muy, muy efectivo (gracias al trabajo de la batería).
---Nota: en esa segunda parte "del agujero negro", sería inquietante una voz femenina, jugando con escalas arábigas y ciertos toques atonales, a modo de pinceladas. Laurie Anderson mataría por una parte así...

Dinámicas. Román ha evolucionado como bajista y el combo va haciéndose con ellas, ganando en flexibilidad, incluso en las improvisaciones. El bajo ya señala desarrollos completos.

Nos dio tiempo para trabajar sobre un tercer tema, aún en pañales. Sigo echando en falta la electrónica, especialmente para este caso.

Amenazas: como en cualquier grupo amateur de Occidente, los compromisos laborales y de estudios. Es posible que Román comience un período de enseñanza, algo que presentó como el final de su trabajo en Cuchillo Mundo. Personalmente, no dudaría en trasladar el ensayo al fin de semana, a otra ciudad y con otro horario, para mantener la formación, porque creo que puede dar mucho de sí. Todo se verá.
Frank Zappa añoraba los grupos de los 50. Le parecía admirable el hecho de que se mantuvieran activos durante décadas, al margen de su éxito, con la misma formación (y en una misma línea inalterable, añado yo). La vieja y dulce América de los 50, un mundo sólido... Hoy, los mundos sólidos han desaparecido. Hablando de mundos líquidos y movimiento, es muy probable que tengamos teclista en un futuro nada lejano. Todo se verá, se verá, se verá...

martes, 24 de abril de 2007

Roger Waters y Cuchillo Mundo

Pese al título, no hay relación alguna entre Roger Waters y Cuchillo Mundo. Eso sí, tiene su explicación, pero todo llegará...

El ensayo de este martes fue extraño. Había una pulsión hacia el rock más extremado, ya fuera por un ánimo encendido -enceso-, o por las deficiencias técnicas de un bafle, que nos daban un sonido de bajo realmente punk. Trabajamos la estructura del segundo tema, y empezamos con otro de aire bastante funkie -y en el que quizá incluyamos electrónica-.
No fue un buen ensayo, de esos en que todo suena empastado, perfecto, pero sí nos sirvió para mejorar el acabado de algunos temas. Probamos nuevos enlaces entre partes, secuencias de música electrónica, nuevos arreglos...

Al final, Álex arrastró al pobre Javi -profesor de teclado de los talleres- a soportar nuestro primer tema. Hicimos nuestra peor versión, para más castigo. Atropellamos los matices -en la inercia del ensayo- y tuvimos problemas en la interpretación. Javi aguantó hasta el final, lo que dice mucho de su paciencia, y hasta improvisó algunas virtudes escuchadas, lo que dice mucho de su diplomacia. A mí, personalmente, él me dejó con la boca abierta por un detalle: pulsé algunas notas sueltas de un viejo blues de Charlie Parker -blues que, obviamente, nunca dominaré- y, a continuación, Javi le dio un repaso a la versión original, con armonías aún más difíciles y en un miniteclado de dos octavas... Alucinante.
Un batería que escuchó el mismo tema en el restaurante donde trabajo, me preguntó si el saxofonista era ¡Charlie Christian!. Cada músico es un mundo.

Roger Waters. Misterio resuelto: lo vi en su concierto del sábado, en Barcelona. Era una vieja deuda de adolescencia con mi grupo favorito, por entonces. Me los perdí a los quince años, cuando conocía sus discos de memoria, literalmente. No fui a Anoeta con una amiga en el 94, por aquello de "ya volverán". No, no volvieron.
Este 2007 me desquité y fui a Barcelona, solo como una vela, para ver a Waters tocando todo el Dark Side of the Moon, además de clásicos que llegaron incluso al año 68 -sí, en el Neolítico-. Un concierto perfecto, con un vejete en plena forma, interpretando mejor que nunca -como bajista y, sorpresa, como gran cantante-. Las canciones de los Floyd, en su voz rota, suenan personales, auténticas, mejores que en la versión descafeinada de los Pink Gilmour. Credibilidad. Un artista interpretando la obra de una vida, con la máxima convicción. Te reconcilia con el rock, que, no lo olvidemos, no deja de ser música popular. La vigencia de estos clásicos, con más de 40 años a las espaldas, te hacen pensar que, además, el rock es música tradicional y que así será considerada, con el paso del tiempo. Waters ya escribía la Historia del Rock en los 60, y lo sigue haciendo en el siglo XXI, aunque en un sentido diferente.

Como sabrán todos los que tienen el dudoso placer de conocerme, he regresado de Barcelona maravillado con Catalunya -a Waters ya lo conocía: no fue un descubrimiento-. De hecho, he vuelto más catalanista que Puigcercós y Lluis Llach y Tarradella juntos. Me sorprendí a mí mismo, en el viaje de regreso, leyendo un periódico catalán de cabo a rabo, ¡y disfrutando!. En mi defensa, os diré que no tengo pactos de gobierno pendientes con CIU y, desde luego, en mi puta vida he hablado catalán en la intimidad. Pero qué tierra...

Agravios comparativos. Álex entendió que Waters sonara mejor que el resto de Floyd juntos, como Costa sonaba mejor que el resto de los Siniestro Total juntos. De acuerdo con él, al 100%, excepto en que dijo que los Floyd eran malos. Agravio comparativo: ¿son mejores Los Feliz que Pink Floyd? Aunque no lo parezca, esto también es una broma.

domingo, 22 de abril de 2007

Una visita al pasado

Siento la intrusión en este blog, pero acabo de encontrarme con que los impresentables de iEspana han tirado mi blog personal (todavía no sé si está borrado o si está simplemente inaccesible). Mientras buscaba un backup en Google para salvar algún texto (no ha podido ser...) me he encontrado aún en pie una página web que tuve hace muchos, muchos años...

Mientras que leía mis textos antiguos, aún notando los inevitables errores de escritor (redactor) inexperto, pude recordar que todo aquello lo había escrito con muchas ganas. ¡Con ganas! Cualquiera que me conozca en la actualidad sabe que soy el tipo más desganado de la tierra. ¿Qué pasó para que todo ese ímpetu de juventud se esfumase? ¿Es una caída inevitable que viene con la edad?

Lo mismo pasa con la música. Escuchando grabaciones antiguas veo momentos de ingenuidad y chapuza, pero también una energía imparable. Ahora soy mucho mejor músico, pero ¿conservo esa fuerza interior? Por unos instantes, revisitando esas obras primerizas, siento que así es.

DANDA

P.D. Por cierto que entre los textos menos antiguos he encontrado lo que probablemente sea la verdadera génesis de Cuchillo Mundo, la primera colaboración creativa del tandem Valero-Molinero:

http://pistachoatomico.iespana.es/guests/quevida01.htm

jueves, 19 de abril de 2007

Loyola 11/8

Este último ensayo se lo dedicamos por completo a nuestro segundo tema, aún sin título. Por cierto que el primero se llama "Enceso", una palabra asturiana que nos pareció traducía el sentido y forma de la música, a la perfección. Aunque no lo creáis, esto también es un chiste.

El segundo tema nació de unas impros de los primeros días del grupo, sólo con guitarra y batería. Tiene un aire marcadamente rock, casi AOR en su inicio, pero acaba pisando terrenos mucho menos cómodos. En concreto, una parte central en Si desmiente la vitalidad casi cristalina del arranque. Los arpegios que la forman remiten a un movimiento centrípeto, interior, oscuro, una "interzona" burroughsiana, pero sin figuras humanas, sólo paisaje. Me recuerda -y enlaza con él, en cierta manera- a algunos recovecos de "Enceso", en esa suspensión de las dimensiones. Un paisaje de Chirico, sin accesorios, sin objetos. No hay una gran instrumentación ni complejidad, el silencio es el protagonista y no debemos recargarlo más.

Tras una breve vuelta al rock del inicio, una pequeña sorpresa: una progresión descendente en 11/8. La probamos una semana atrás y demostró un funcionamiento perfecto. Hoy, Román añadió slap bass y el conjunto se volvió muy, muy potente. Tiene una extraña relación con el desarrollo anterior del tema, y no estrictamente tonal: es como una re-mirada, como darle la voz -y la palabra- a otro narrador. El nuevo narrador re-cuenta lo contado, con otro ritmo y lenguaje. El efecto, para explicarlo de una manera más plástica, sería el travelling aéreo del final de ciertas películas, la cámara sobrevolando el desenlace, muy dramático, casi congelado. La cámara se aleja y tienes un doble efecto: saboreas el poso emocional del drama, con una nueva distancia, pero también lo insertas en el mundo. Me encantaban esos finales en las malas películas, porque estaban por encima de ellas...

El 90% del ensayo, ese 11/8. Mucha diversión. Álex encontró una variación genial en la caja. El slap lanzaba el ritmo. Haremos silencios con performance. En los de hoy, Álex leía una revista, antes de atacar de nuevo esa progresión asesina. Los temas parecían seleccionados y casi no acertábamos a tocar, por la hilaridad: una reflexión outsider sobre "la derecha española desde la Transición" (?) y una noticia sobre Mari Trini llenando el Parque de Atracciones de Madrid durantes seis noches seguidas. Leer eso, antes de atacar un 11/8, es toda una experiencia...

Nota: el texto que leamos debe ser una joya normativa, para parodiar de alguna manera el tono matemático de la progresión-revisión. Se me ocurren unos cuantos legisladores que llevaré al próximo ensayo. Propuse Ignacio de Loyola y mis compañeros casi me asesinan con la mirada. En realidad, pienso en utopistas, y Loyola también lo era, como todo aquel que busque parcelar la vida de los otros, con el convencimiento de poder hacerlo... Loyola sería un gran texto.

Bueno, corto aquí. Os mantendremos informados.

martes, 17 de abril de 2007

Alteridad

El viraje de Román, tras una serie de ensayos que no presagiaban nada bueno, es el inicio del grupo propiamente dicho. Nace Cuchillo Mundo.
Parece que éste es el embrión. Con un poco de suerte, dará sus primeros frutos en las próximas sesiones. El grupo está trabajando en tres temas, que serán cuatro o cinco, en breve, lo que supone -al menos en mi experiencia- algo así como un record. Es un tiempo clave, donde se sientan las bases de un proyecto, donde se ha de encontrar el terreno personal, el espacio del grupo, que no puede ser intercambiable con ningún otro...
Resta aún la importantísima incorporación de los teclados. Se puede decir que aún estamos en los inicios, sin ni siquiera una nómina, pero con material "on progress". La formación actual, para los ficheros policiales de la DGP, sería ésta:

--- Álex Valero. Batería.
--- Román Pintado. Bajo.
--- Fran Molinero. Guitarra.

Antes, sesiones de adaptación que no lo eran sólo a una banda, sino a todo un estilo. Quizá de ahí las enormes dificultades... Unas semanas difíciles. No llegué a dudar del futuro del grupo, porque ahí estaban las composiciones, pero sí de su viabilidad a corto plazo.

Hoy, estreno de mi nueva guitarra, bautizada como la Avecrem. Es una Line 6 Variax 300, de color negro: un engendro. Más nitidez en el sonido, más versátil, mucha pegada, aunque en ocasiones -sobre todo, en directo- recurriré a mi Stratocaster. ¿Habéis visto una guitarra sin pastillas? Aquí tenéis una. No es un grupo muy ortodoxo.
Lista de rarezas que se pueden ver en un ensayo de Cuchillo Mundo, como el de hoy: guitarras sin pastillas, un dvd de Antonioni, un libro de Jean Baudrillard. No, no es el despacho de un profesor de Sociología Radical en Berkeley: es un grupo de rock.

Sobre la dirección musical. Se lo comentaba a Román en la salida: inesperadamente rockera, dura, potente. No sé qué pasará con la incorporación de las teclas, pero el grupo se abalanza sobre la música como si pasara a través de ella. Nada que ver con la autocomplacencia prog/sinfo. Si buscáis una etiqueta, ponedle mejor una más amplia, como la de Rock Contemporáneo.

Tengo la impresión de una absoluta alteridad, como si Cuchillo Mundo no fuera mi grupo ni el de nadie. No siento el esfuerzo de hacerlo rodar, crecer. Sucede y estamos allí. No sé si esto es bueno o malo (necesitaba que constara, para futuros apuntes, nada más). Ni siquiera sé si me gusta o si la música se ajusta a lo que esperaba: estoy dentro, y el grupo sucede. Ya no pienso en mí mismo como guitarrista, ni me valoro, aunque vislumbro direcciones e intuyo que el sonido puede ser inédito y de calidad, sea sólo por la violencia con que aparece, esa seguridad de máquina sobre sus intérpretes. Mi pregunta es: ¿tocamos e interpretamos nosotros -Román, Álex y yo- en Cuchillo Mundo, o es Cuchillo Mundo el que nos utiliza a nosotros, a la manera de instrumentos?.

Alteridad.

FRAN MOLINERO.

viernes, 13 de abril de 2007

180º

El ensayo de este jueves supuso un viraje inesperado. El ambiente del martes no había sido el mejor de los posibles, teniendo que sortear problemas técnicos, mosqueos con el personal del Taller de Músicos y una sensación general de estancamiento creativo. Tengo que reconocer que en algunos momentos llegué a preocuparme bastante por el futuro de Cuchillo Mundo.

Necesitados como estábamos de material nuevo, el jueves Fran apareció con un nuevo riff basado en un tempo relativamente complicado, un 11/8. No pude evitar pensar, "vaya, Román no va a poder con ello". Hay que recordar que estamos hablando de un músico prácticamente autodidacta que jamás ha tocado en ningún grupo. Mis sospechas eran infundadas: nuestro bajista se apoderó del riff como si fuera suyo y a los pocos minutos estaba repitiéndolo con una seguridad a prueba de tornados. Pero eso no fue todo: buscando nuevas ideas musicales Román hizo salir de su instrumento un riff rotundo y pegadizo a base de "slapping" sobre el que nos pusimos a improvisar con todas las ganas del mundo. Probablemente podamos convertirlo en una canción en próximos ensayos.

Creo que este ha sido el primer ensayo en el que los tres hemos sonado como algo parecido a un grupo.

DANDA

martes, 10 de abril de 2007

Encrucijada

Ayer tuvimos un contratiempo en nuestro primer ensayo tras un largo parón. Román tiene un pequeño problema de actitud. A cualquiera que haya trabajado conmigo le va a sorprender que diga algo así, debido a mi rigidez personal idiosincrática, pero Román es una persona con la que en ocasiones cuesta mucho trabajar. En ensayos anteriores ya mostró una cierta cerrazón a las sugerencias de los demás, pero en el ensayo de hoy pasamos un momento verdaderamente comprometido cuando surgió un problema técnico con el amplificador de bajo y tuvimos que pedir ayuda al encargado de los locales, el a veces lacónico pero siempre competente Rubén "Mol". Cuando éste nos explicó que el amplificador había sido usado antes por un experimentado bajista y que éste no había notado ningún problema, Román le espetó un cortante "¡A mí como si lo ha usado antes Jaco Pastorius!" que congeló la temperatura de la habitación. La falta de tacto con una persona que estaba haciendo lo posible por ayudarnos nos dejó en muy mal lugar.

Román es un músico que tiene talento, pero está demasiado acostumbrado a trabajar solo. Sé que es duro pedirle a una persona de 31 años sin experiencia en el rock que se adapte a una dinámica grupal de la noche a la mañana, pero Cuchillo Mundo no puede avanzar de otra manera.

DANDA

martes, 27 de marzo de 2007

Ralentí

El blog se ha visto interrumpido por varios motivos. Para empezar, hemos tenido que suspender un par de ensayos, y ahora llevamos un ritmo un poco más lento para cuidar los detalles. También he hecho una visita al nuevo estudio de grabación de Misha Goldfarb, del que me gustaría hablaros en otra ocasión.

Nuestras actividades siguen en marcha. Echad un vistazo a este blog la semana que viene para saber más.

DANDA

jueves, 15 de marzo de 2007

En busca del acorde perfecto

Buscamos ese acorde.

Retrasos, algún impulso irrefrenable de improvisación... el trabajo de verdad se posponía. Obviamente, Román no tuvo tiempo de prepararse la estructura. La primera parte del tema estaba chapeau! (aunque mis compañeros no saben que hay una rocosa melodía pendiente, que incluiremos ya con la formación completa, en la guitarra o en las teclas).

El trabajo de hoy se centro en la progresión de re menor, una serie bastante sinfónica de ocho acordes progresivos, menores y mayores, que soportará las voces principales (se me ocurre también un liviano apoyo vocal en la parte de la que hablábamos antes, la primera, con un scat que recuerde al Pat Metheny de los primeros 90, armonizado, ya veremos...). Pero vamos a esta segunda parte, que hoy fue central: Román se atascaba en el quinto y sexto compás. Cambiamos las líneas de guitarra baja en re menor por otras en do mayor y do sostenido mayor: el resultado, de lujo.
Con el séptimo acorde, el asunto era más espinoso. Se trata de un acorde clásico de Richard Wright, el teclista de los Floyd (lo utiliza en "Us and Them"), con un sonido inconcluso, roto... y unas armonías bastante extrañas. No es el único homenaje de la serie (el segundo acorde es un tributo al John Lennon de "Fool on the Hill"), pero sí el más difícil. Con sólo detenernos un poco en ello, bajo y guitarra de tú a tú, la solución se presentó ella solita. El sonido, con el nuevo parche, era perfecto.
En definitiva, he descubierto que el bajista trabaja con mis mismos acordes, en vez de limitarse a puntear tónicas. Lo repito: yo no estaba acostumbrado a buenos bajistas. Supongo que él tampoco estaba acostumbrado a temas tan complejos como los de Cuchillo Mundo, ni a la polirritmia... Se nota que estamos en eso que se llama "proceso de aterrizaje".

Somos autodidactas -Román, no tanto-, pero hoy he descubierto que podemos trabajar en la música con bastante solvencia. Trabajar acorde a acorde, con mimo, es un placer. Ese cuidado se nota en el resultado final, siempre. Creo que Cuchillo Mundo puede ser un buen, buen grupo de rock.

Para los curiosos -y para Román, que quería saberlo-, el acorde de marras está basado en el CSusAug de Rick Wright, aunque lo he maqueado un poco para ajustarlo a la tónica en re; el segundo de la serie, que sonaba en el beatlesco "Fool on the Hill", es el Re menor séptima, con la misma digitación que en el original.

El tema sin nombre sigue ganando enteros. Lejos de desinflarse, va ganando en potencia. Suena directo como un puñetazo punk. ¿A qué o quién se parece? A nada ni a nadie. Cuchillo Mundo.

FRAN MOLINERO

miércoles, 14 de marzo de 2007

La búsqueda del corte perfecto

Publico aquí mi primera entrada en el blog del grupo. Me resulta difícil estar a la altura de un artista de raza y escritor consumado como es Fran Molinero, pero un grupo es una multiplicidad de voces y como co-fundador del grupo supongo que lo procedente es que aporte también mi opinión.

El grupo Cuchillo Mundo (enigmático nombre ingeniado por Fran) es un proyecto extraño que surge de las cenizas de Killing Zoe y de las brasas de Senogul. Llevábamos un par de años hablando de poner en marcha este proyecto con otra forma (apoyados por los guitarristas Kierche y Pedro A. Menchaca), y finalmente una inesperada cadena de circunstancias ofreció el empujón definitivo para entrar en acción.

Tras superar con bastante fortuna el primer escollo de conseguir un local, Fran y yo nos reunimos por primera vez un martes de enero sin saber lo que encontraríamos (musicalmente). Él apareció con su Fender y una vieja pedalera (un modelo del pasado milenio, para que os hagáis una idea), y yo aparecí con una versión reducida del equipo que utilizaba con Senogul: nada de usar una docena de platos, ni el pedal doble de bombos. Era un retorno a los orígenes.

Sin tener ni idea de lo que íbamos a tocar, simplemente comenzamos a hacer música. Fran cogió la guitarra, buscó un sonido especial y envolvente, y empezó a experimentar con distintos acordes que no sé bien si eran improvisados o pre-improvisados. El resultado en cualquier caso fue fenomenal: noté que en aquel pequeño local a oscuras (¡Se me había olvidado mencionarlo! No había luz en nuestro local y el atento Rubén "Mol" nos prestó un débil flexo que dejamos arrinconado en el suelo de la habitación) se estaba creando un ambiente especial, y sentí una ola de sonido espontáneo y sin barreras que no había experimentado desde que diez años atrás presencié con asombro el primer ensayo de Killing Zoe. Durante muchos años busqué la repetición de aquel sonido sin conseguirlo, ni siquiera en el grupo que tuve con el otro guitarrista de Killing Zoe. Tuve que esperar todo este tiempo para saber que aquella magia estaba dentro de Fran Molinero. Y esa magia ha estado esperando todos estos años para volver a ver la luz.

DANDA

martes, 13 de marzo de 2007

Comienza el trabajo

Era un día importante. Tras las sesiones de improvisación con Román, comenzábamos el trabajo propiamente dicho, el correspondiente a los nuevos temas. Una incógnita.

Álex y yo habíamos trabajado la estructura de un primer tema, hasta dar con una fórmula más o menos definitiva. Fuimos parte por parte, para que Román (bajo) tocase encima, aprendiendo los acordes, probando... Sus líneas sincopadas, muy funk, se llevaban a la perfección con mi guitarra rítmica, algo obsesiva, bastante kraut y, ejem, bastante new wave (por decir algo). El sonido se disparaba en una parte de acordes progresivos que soportará las letras, las voces. Más que un trío, aquello parecía la formación completa de Blood, Sweat & Tears, en lo referente al número de músicos, claro está. Imaginé unas buenas bases de teclados, completando la agresión: la guitarra corta los acordes, sonando muy aguda, como una sierra; la batería de Álex flota con facilidad casi solista; el bajo de Román, puntúa, refuerza, late... Nos queda establecer esas líneas de bajo, para contraponer la dinámica violenta entre las partes, así como empezar el trabajo melódico y solista, liberada mi guitarra del simple acompañamiento...

En definitiva, una sesión muy, muy prometedora. Román ha demostrado que puede trabajar de un modo desconocido en él, alejado de loops y máquinas, más próximo al rol tradicional del bajista, y bailando ligero sobre extrañas combinaciones de acordes (esos intervalos...). Cuchillo Mundo crece.

Sigo disfrutando de mis compañeros. Músicos creativos, capaces de hacer crecer un tema, enseñándote nuevas facetas, nuevas caras, haciéndolo girar más y más deprisa. La sensación de comodidad, en medio del grupo, mientras tocaba, era desconocida para mí. Es algo que se echa de menos, hasta el próximo ensayo. Ese sonido de banda, la gran virtud del rock: un todo más grande que la mera suma de las partes.
Estos ensayos compensan la difícil decisión de volver a la música, a tocar, con casi 30 años, y después de más de cinco en blanco. Quizá tengan razón los viejos artistas Tang y haya que olvidarse del arte, para luego recuperarlo de una manera natural. Me enamoré del proceso, cuando antes sólo valía el resultado. Ya no hay conflicto con la música. Por eso escribo en este blog: para documentar ese proceso, válido en sí mismo, como sabían Pollock o Rothko o William Baziotes... El resultado, afortunadamente, ya está lejos de mi alcance.

FRAN MOLINERO

jueves, 8 de marzo de 2007

Mundo

Segunda sesión con Román.

Esta vez, jugamos en su terreno. Las dos horas fueron estrictamente electrónicas, con unas bases creadas ex-profeso para este ensayo. El resultado, un poco errático: la percusión de Álex, al tener que respetar la programada, ya no era el motor del grupo; mi trabajo, aún más limitado, al tener que seguir las secuencias, en un mismo tono invariable... Hubo momentos buenos, pero la rigidez del programa, sin otra persona manipulándolo, elimina las aternativas, esos espacios inesperados que surgen en la improvisación acústica. Me limité a algún apunte solista y, sobre todo, a reforzar con series más o menos minimalistas. Román, en cambio, lanza su bajo con mucha fuerza, acostumbrado a "cette manière".
Las máquinas te dirigen a una especie de limbo sónico, una línea mediana que no entiende de curvas. Te contagian su lógica del justo medio. Quizá haya que seguir trabajando con ellas, para adecuarlas al proyecto de Cuchillo Mundo, hecho precisamente de su contrario, de contrastes, y muy violentos. Es un reto.

También es posible que las bases de hoy fueran muy House. Hablando con Román, de vuelta a casa, comentamos que quizá habría que dar con un espacio más oscuro, más próximo a Tangerine Dream o Klaus Schulze. Estoy convencido de que esas máquinas pueden ayudarnos mucho en la búsqueda abstracta de un sonido del pensamiento, un sonido que se baste a sí mismo. La repetición puede ser un arma, como la oscuridad.
Me parece que debemos situarnos más allá de nosotros mismos, partiendo de una especie de caos indiferenciado, de una oscuridad que también lleve a la luz, y viceversa. Rozamos con la punta de los dedos ese lugar, en ocasiones. El Espíritu del Valle, que diría Lao Tse. Me recuerda a Heráclito, y el camino -esta vez, en música- es el mismo: el juego complementario e imposible de los opuestos. Voy detrás de ese sonido, que no se va a parecer a ningún otro. Su movimiento será el giro, una espiral cambiante, ajena, autónoma, incomprensible. La figura sería un réquiem perfecto para Jean Baudrillard (in memoriam). Pero esta figura es un mundo-sonido, un mundo que cuestiona al Mundo que lo contiene.

Mundu, mundo, world, pitibi, welt, mundus, mondo... Hacer honor a nuestro nombre.

martes, 6 de marzo de 2007

Un giro inesperado

Novedades en Cuchillo Mundo.

Álex Valero contactó esta semana con Román, un músico electrónico ovetense. Sin ninguna experiencia en el rock, ni siquiera en colaboraciones con otros músicos (a nivel de grupo), pudimos contar con él como bajista. Su trabajo individual es brillante: escuchamos unos mp3, antes de tocar con él. Electrónica en un montón de estilos, con loops, bases y secuencias en combinación con su instrumento principal, el bajo. En cierta manera, improvisaciones, temas largos que se van desarrollando con extraña frescura y una facilidad evidente. Me recordaron inmediatamente a Squarepusher, quizá por los toques jazz fusion, o por el papel prominente del bajo. Aunque Román bromeaba sobre su capacidad, en el encuentro que tuvimos antes del ensayo, ya sospechaba que su calidad como intérprete era más que buena: tenía "in mente" algunos de sus bajos slap, y algunas líneas ciertamente funkies.

¿Puntos en común, a priori? El Kraut Rock, que creo es la música que siempre comparten los experimentalistas del rock y la eléctronica. Cluster, Can, Harmonia, Neu!... Eran grupos que se movían entre ambos mundos, sin mayores problemas, y que definieron en cierto sentido cómo se improvisa, en uno y otro lado.

En el ensayo, nos tiramos dos horas de impros. Desde el principio, sentí la inventiva y el sostén rítmico, algo que no he experimentado desde una grabación en estudio con Salva López, en el 96. Román es un buen, buen, buen bajista. Empezamos haciendo rock y la conjunción en trío me pareció casi instantánea: enchufar, tocar y sonar a grupo. Por momentos, la combinación echaba humo. Supongo que los chicos del pop lo llamarían "power trio".
Después, Román conectó su portátil y comenzó a jugar con los cacharros: intercambio de instrumentos, con Román a las teclas (Rhodes, Mellotron, secuencias MiniMoog...), Álex divirtiéndose sobre la base electrónica, mejorándola, y yo con unos bajos realmente obsesivos. Algunas de las cosas que salían del ordenador, me recordaron a los Can de 1975.

En definitiva, Cuchillo Mundo puede que ya tenga bajista. Ahora resta el trabajo diario, ver cómo se adapta Román a temas completos, definidos, más o menos cerrados (una nueva forma de trabajo para él) y ver también cómo se adapta el resto del grupo a Román. El proyecto está abierto y las potencialidades son realmente grandes.
¿Formación ideal? Creo que con un teclista, el grupo ya sería una entidad completa. Cada vez me apetece más añadir voces, pero eso quizá venga un poco más tarde.

¿Por qué sé que Román es el bajista perfecto para el grupo? Porque, de vuelta a casa, me apetecía re-escuchar las líneas del bajo, disfrutarlas. Me ocurre algo inédito: voy a ensayar, sobre todas las cosas, para poder oír a mis compañeros de grupo. ¡Soy fan de la gente con la que toco!. Esto es un verdadero placer.

Un giro inesperado.

FRAN MOLINERO

jueves, 1 de marzo de 2007

Visita

Pequeña visita en el pequeño mundo, cuchillo.

Hoy el ensayo se redujo a una visita de Luis, guitarrista y amigo. "Vengo de oyente". No traía instrumento alguno y tuvo que limitarse a la actividad más difícil del mundo -escuchar- y a intentar una "Roxanne" que Sting cantaba en alturas imposibles, en masculino, excepto para el cantante rubio de los Pecos y Jon Anderson. Bien mirado, puede ser una cuestión de hormonas, si se trata de esos dos...

Álex, batería, no pudo llegar hasta las siete y cuarto, lo que dejó el ensayo en menos de 45 minutos. Led Zeppelin, en ese tiempo, hubieran grabado un disco; Pink Floyd, ni habrían montado la batería... Estuve solo una hora y cuarto, jugando con una afinación en D, muy Joni Mitchell, a la que no conseguía sacarle nada en claro, con la guitarra eléctrica. Las afinaciones folkies sólo te dejan tres opciones: jugar con las seis cuerdas, con acordes amplísimos; reducir esos acordes a triadas; o buscar extrañas armonías en los arpegios... Tras una pequeña impro -batería y bajo, ya sabéis-, Luis me dijo que le gustaba una serie arpegiada que, en realidad, había trabajado la hora anterior, y que inserté sin mucho tino. De hecho, y visto que a Álex también le convence la afinación, seguiré con las ideas que machacaba yo solo, en el local, sin mucha fe, pero que empiezan a relacionarse de manera aún imprecisa: afinación folkie, parte muy marcada en 9/8 (que, también metí en la impro, sin sentimiento de extrañeza por parte de Álex... te dije que lo conseguiría) y arpegios con armonías ricas, como las de Mr. Andy Summers.

Tocamos en frío el primer y único tema. A Luis le pareció "difícil", supongo que de interpretación. Es duro interpretar un tema así, sin más tomas ni preparaciones, y sólo con guitarra-batería. El problema es que Álex y yo, al tocarlo, imaginamos la construcción completa, con arreglos, bajo, teclados... y el oyente sólo puede escuchar una guitarra rítmica y una percusión, esbozos de lo-que-puede-ser.
Jugamos tambiñen con el segundo tema, aún en el aire, y creo que la alternancia de un par de esquemas contrapuestos (la secuencia de acordes -A- y unos arpegios desde el Infierno -B-), dio un buen juego. A veces, lo simple es mejor.

A la espera de nuevos músicos. Miedo a tener que variar tantísimo, a acostumbrarse a un espacio enorme y luego acomodarlo a la entrada de nuevos músicos. En realidad, el actual es un tiempo muy ingrato: meterse en el tópico de la guitarra rock, "tocar siempre", porque hay que llenar el espacio. Hoy en día, es literal: guitarra y batería. También el no recibir ideas melódicas y armónicas, sugerencias, de otro instrumento, ese "interplaying" que siempre suscita nuevas ideas, mayor fluidez, movimiento.

Cuchillo Mundo, tan incierto aún, se me va mostrando como un sonido, una forma de encarar el rock llena de ángulos y abismos. Necesito estas cosas para aferrarme a un proyecto. Sin visión general, no hay proyecto. El problema de éste, además de los inicios difíciles y problemas logísticos, es su necesidad de precisión. Es complicado ser preciso en una música de contrastes marcados, violentos.

Contrastes marcados, violentos.

FRAN MOLINERO

martes, 27 de febrero de 2007

Ensayo pospuesto y un balance

27 de Febrero.

Ensayo pospuesto. Una tendinitis en la muñeca me impide tocar la guitarra. Creía que estas cosas sólo pasaban en el Heavy Metal de los 80, con aquellos engendros mecánicos para digitar y digitar mientras veías a una pareja bailando en "Good Morning L.A.", o a Michael Jordan vs. José Manuel Corbalán, en la final de las olimpiadas del 84 (en el 84, L.A. era el centro del mundo... capitalista). Obviamente, hablamos de "virtuosos", "profesionales", "adoradores de la técnica", et caetera, y no es el caso. Mi tendinitis proviene del trabajo, así de simple. "Working Class Hero is something to be", que decía John Lennon.

Balance del mes de trabajo. Un guitarra y un batería, nada más. Lo primero que me encuentro, después de cinco años apartado de la música, es la vieja química con Álex Valero. Juntos, ya sonamos a grupo. Tocamos mejor que antes -¡yo también!-, más maduros, más expresivos. Trabajamos en un primer tema, bastante alambicado, que araña el oído. Sonaba en Nun, pero, como todo en aquel grupo, era una mezcla imposible... Álex y yo somos músicos de rock y este tema se vuelve totalmente propio. No deja de ser un esqueleto, a la espera de más músicos y arreglos, pero... Pero es el sonido que soñaba para Cuchillo Mundo: directo, algo salvaje, personal, sin fuente clara, abstracto, peligroso. Ornette Coleman y Robert Fripp se sonreirían, al escucharlo.
En mi mente, el tema es una especie de cuerpo oscuro, algo que puedes observar desde fuera, atrayendo masa, desarrollándose con su propio impulso, girando en torno a sí mismo y cuestionando tu realidad, tu capacidad como oyente. Un hermoso monstruo.

Muchas improvisaciones. Fantaseamos sobre el sonido que podrían tener con apoyo de bajo y teclados... También alguna versión, mera gimnasia. Bromeamos sobre cómo se hace el rock, cómo una decisión melódica o armónica puede venir dada por la proximidad de los trastes, por la afinación al aire, o porque al guitarrista le falta un cachito de dedo. Django Reinhhardt se las apañó muy bien, Iommi hizo lo que pudo.
Impros curiosas, como ver a Álex adaptarse a un 9/8 sin gran esfuerzo. Está claro que es una medición que debemos incorporar. El reto es un 9/8, con una afinación folkie y un cortante sonido "a la Cuchillo Mundo". Coming Soon!.

FRAN MOLINERO.

lunes, 26 de febrero de 2007

Inauguración del blog

Esta es la primera entrada en el blog de Cuchillo Mundo, el nuevo grupo de "Rock Cortante" del Principado de Asturias. En el momento actual, el grupo está formado por Francisco Molinero (guitarra) y Alex Valero "Danda" (batería). Entre los dos iremos manteniendo este blog en el que daremos parte del avance creativo y espiritual de la banda. Aunque aún queda mucho tiempo para que nuestros esfuerzos den sus frutos, si es que los dioses desean que la creatividad del grupo florezca sin marchitarse antes de tiempo, esperamos que podáis acompañarnos en el viaje de Cuchillo Mundo hacia su destino.

DANDA