jueves, 24 de mayo de 2007

Pete Townshend y Cuchillo Mundo

En efecto, no hay ninguna conexión entre Pete Townshend y Cuchillo Mundo. Sólo quería dejar clara una cosa, tras ver la actuación de The Who en Madrid, el jueves pasado: Pete Townshend es el mejor jodido guitarrista de rock del mundo. Tras una calamitosa serie de fallos técnicos, que aproximaron el concierto a un live de Spinal Tap, el sexagenario se echó encima al grupo, y acabó enseñándonos cómo se toca la guitarra en el rock. Jugaba con ventaja, porque, junto a Hendrix, la inventó él mismo... ¿Os acordáis de los míticos desarrollos del "Live at Leeds" con la formación completa, Entwistle y Moon incluidos? Pues mejor. Obviamente, no se trata de técnica, ni de años de estudio, ni de digitaciones mágicas, ni de tragarse todos los suplementos de tablatura del Guitar Player, como un guitarrista de Metallica cualquiera... Es otra cosa. Es pensamiento, pensar en música.

Ensayo semanal, por las fiestas: tempus fugit. Recordar los temas antiguos e ir trabajando en algo. Creo que, tras la explosión punk-funk, el trío empieza a pensárselo musicalmente, a trabajar con más cabeza y menos músculo, pero esto es algo que no cuajará hasta cerrar la formación...

Problemas iniciales de sonido. Además, mi Avecrem no sonó nada bien. Como siempre ocurre con estas cosas, di con la solución en el bus, de vuelta a casa: el volumen general del juego de voces estaba demasiado alto. En un equipo nuevo no sería un gran problema; en éste, sí.
Para apuntárselo. Una odisea para encontrar el sonido Rickenbacker 12 cuerdas que quería... Para apuntárselo. Y si el sonido de la guitarra no está fetén, comienzo a tocar mal, preocupado, sin confianza... Para apuntárselo.

Estructuramos el tercer tema. Situamos una parte con ritmos cruzados en el medio, armonizada con slaps de bajo en quinta... Añadió una tercera dimensión, profundidad.

...El auténtico centro será una parte muy sencilla, en re menor, que soportará las voces y arreglos más sinfónicos. Jugamos con los acordes, añadiendo una quinta aumentada: el cambio de color, con un juego armónico sencillo y efectivo, abrirá posibilidades a voces y teclas, pero también será un reposo en el estilo tensionado del grupo.
Hay cambios sin transición, abruptísimos, como el de los ritmos cruzados de este tema, que empiezan a sonarme a personalidad.

De esos días en los que uno piensa: es bueno estar aquí.

martes, 22 de mayo de 2007

Santa Rita, lo que se da no se quita

Este martes no hay ensayo: es Santa Rita y todos los locales del ayuntamiento de Oviedo cierran. Cada uno de nosotros aprovecha el tiempo libre que eso nos deja como buenamente puede.

Yo aprovecho para ponerme al día con algunos DVDs atrasados. Abro una caja que me han enviado desde Canadá con DVDs de King Crimson, Gentle Giant y Transatlantic. Al fin me he hecho con el fascinante making of de la obra maestra "Bridge across forever" que muestra todo el proceso de grabación del álbum. Lo que queda claro tras el visionado es lo mucho que puede influir en el resultado del disco un miembro que no compone, y que en el caso de Transatlantic se convierte en el auténtico motor del grupo.

En los vídeos caseros del grupo se puede ver al batería Mike Portnoy decirle a los demás lo que tiene pensado para el disco. "En vez de preparar canciones poperas de cinco minutos con vuestras ideas, ¿qué tal si lo juntamos todo y hacemos un disco con tres temas progresivos de 20 minutos y una balada?". Esa frase describe perfectamente la estructura final del disco, ¡antes de haber empezado a tocar una nota! También sugiere cambios constantemente y consigue, además de marcar el orden final de las canciones, convencer al compositor Neal Morse de "evitar los típicos clichés de Neal Morse", logrando que éste permita cantar a los otros tres miembros del grupo partes vocales que había compuesto para sí mismo.

Algo que también queda desmentido por el vídeo es que el disco sea una especie de obra en solitario disimulada de Neal Morse. Pete Trewavas, el bajista segundón, demuestra ser tan importante que de hecho resulta ser el compositor de la fabulosa progresión de entrada y otras partes esenciales de "Stranger in your soul", la mejor canción del grupo.

El equilibrio en los grupos es muy importante. A menos que hablemos de genios indiscutibles (y no me estoy refiriendo a gente "con mucho talento" y más ego aún: hablo de figuras como Frank Zappa de las que sólo hay una entre un millón), es necesario el sentido crítico de los demás miembros del grupo como filtro que permita depurar la calidad de la música. Aunque excepciones siempre las hay, por lo general opino que la música hecha dentro de un grupo siempre es muy superior. Hay quien dice que Sting, Mark Knopfler o Mick Jagger son el alma de sus respectivos grupos, pero... ¿seríais capaces de recordar el título de uno de sus discos en solitario? ¿No? Ya lo suponía.

Por último, ver este DVD me ha servido para liquidar uno de los mitos más extendidos sobre el tema que da título al disco. La canción no fue co-escrita con "Prince", el famoso músico, sino con una mujer cuyo apellido es Prince.

Bueno, y ya que estamos, aprovecho para mencionar que el llamado genio de Minneapolis tampoco apareció nunca en la película "Fargo"...

DANDA

martes, 15 de mayo de 2007

Visita del Pepe

Hoy recibimos la visita en el local de José Fernando Suárez (o simplemente "Pepe"), gran técnico de sonido, socio de Misha Goldfarb y también gran amigo, que vino a ver cómo sonábamos después de haberle hablado del grupo en unas cuantas ocasiones. En cierta forma teníamos una espinita clavada al respecto porque la primera vez que intentamos montar el grupo hace un par de años pensábamos contar con su participación, pero su trabajo lo convirtió en imposible hasta el día de hoy. Aprovechando que está de baja, lo que le permite estar un poquito menos estresado que de costumbre, se acercó en taxi a vernos con su bastón de trekking (que le daba un aspecto muy de "Doctor House") y una camiseta recién estrenada con una foto del mítico sintetizador modular de Moog.

Como no podía quedarse mucho tiempo le tocamos rápidamente nuestras dos primeras canciones, "Enceso" y "Loyola 11/8". Esta última quedó un poco deslucida porque se me olvidó pedirle a Fran el libro de los Ejercicios Espirituales del líder cristiano vasco, y en la coda acabé recitando el ticket de un supermercado que llevaba encima. Pese al surrealismo de ese momento, Pepe no pareció asustarse con lo que encontró y al final, reconociendo los huecos producidos por la ausencia de un teclista (que en su opinión tendrá que ser "abierto de mente", por supuesto), elogió la compenetración del grupo y dijo que sonábamos muy empastados.

Tras su marcha seguimos ensayando nuestras canciones de corte más improvisacional. Aprovechando que teníamos el órgano Hammond a mano, hicimos una jam en la que, manteniéndose Fran a la guitarra, yo cogí el bajo y Román se sentó al teclado, demostrando una soltura muuuuy por encima de la mía, por supuesto (además, es que este chico tiene talento...); los resultados fueron muy psicodélicos. Tras eso ensayamos nuestra tercera canción, que tiene aún la estructura demasiado incierta (de hecho, el final que habíamos pactado no funciona, porque todos acabamos perdidos en la canción y no sabemos cómo acabarla), con la sorpresa añadida de ver cómo se desmontaba el taburete bajo mi trasero: los veinte kilos que he ganado desde que volví de vivir un año en Irlanda han pasado factura.

Tras ensayar un rato "Roxanne", que ya suena bastante bien (todo lo bien que puede sonar sin cantante), los últimos cinco minutos fueron para ensayar una idea de Román, pero ese tiempo no dio mucho de sí. Me gusta ver a Román implicado y aportando todo lo que puede. Hacer que un grupo funcione requiere mucho tiempo y esfuerzo por parte de todos, así que está bien ver que cada miembro se involucra hasta donde puede. Es imposible llegar a nada si no es así, y si un elemento no lo da todo el resultado se resiente. Por eso no puedo escuchar los discos de Yes desde que ficharon de batería al pasota de Alan White, aunque algunos fans no parecen haberse dado cuenta de lo incompetente que es. ¿Pensaré eso porque soy batería?

DANDA

jueves, 10 de mayo de 2007

Martillo pilón

Otro día de ensayo con Cuchillo Mundo.

La improvisación inicial de hoy ha sido quizás la mejor hasta ahora. Román cada vez controla más sus recursos, y empieza a mostrar una mayor comodidad tocando con nosotros. Lejos de una improvisación amorfa (en la onda "Moonchild", esa impro de King Crimson que tanto detesto), lo que hicimos hoy tenía fuerza y dinamismo, y ya antes de acabar la canción me dio pena que no la estuviéramos grabando. Es lo malo de tener un local por horas: que montar aparatos de grabación para el poco rato que estamos por allí está descartado de antemano.

Román está superando las pruebas para convertirse en un músico de rock. Hoy nos propusimos tocar el viejo tema "Roxanne" en homenaje a los resucitados Police (una reunión que parecía tan imposible como la de Pink Floyd), y el resultado fue muy satisfactorio. Tras perder un rato en explicarle a Román cómo queríamos hacer la canción (Fran y yo nos conocemos desde hace ya diez años y ya hablamos los dos la misma "lengua de los músicos"), empezamos a tocar y la versión sonó rotunda, sin flaquezas. Es una canción sencilla, pero no fácil, y las síncopas y contratiempos cuasi-reggae de Police ponen en apuros a cualquier músico sin experiencia en esos terrenos que carezca de sentido del ritmo natural. Ahora el elemento que falta es una voz que pueda abrir un corte en la música y aposentarse en ella. Obviamente, en "Roxanne" las posibilidades, a la sombra de Sting, son muy limitadas. Pero en los temas propios de Cuchillo Mundo todo puede suceder.

Viendo lo que han ganado nuestras canciones con la llegada de Román, no dejo de pensar en lo que un buen teclado puede aportar. Los teclados tienen su lugar en el rock, como sabe todo aquel que haya escuchado la música adecuada (toda una institución del rock asturiano como Rafa Kas ha llegado a decir que "mi guitarrista favorito es Keith Emerson"). Fran y yo seguimos pensando en esa posibilidad, pero en Asturias no abundan los grandes teclistas. ¿Tendremos que importar a alguien de fuera?

DANDA

martes, 8 de mayo de 2007

Alex Hammond

Álex trajo su Hammond, ¡un Hammond auténtico!. Qué sonido.

Impros con él a las teclas, sin batería. Aproveché para probar un bypass en la pedalera, y jugar con los sonidos más acústicos de la Avecrem: banjos, steel-guitar, acústicas Martin y Guild, 6 y 12 cuerdas. Me gustó el sonido. Tendré que combinarlas con eléctricas... Esta semana, le dediqué más tiempo a esa Line 6, y creo que voy haciéndome con su extraño funcionamiento. Es la primera vez que salgo del ensayo satisfecho con su rendimiento (que no con el mío...).

Tras las impros con teclas, tuvimos media horilla para repasar cosas. Configuré como una Strato con pastilla del mástil: cañón. Esta guitarra empieza a gustarme, aunque no tenga el tacto de mi Fender. El grupo tenía un saque Sharapova, tras la contención acústica. Al contar de nuevo con percusión, las versiones de "Enceso" y "Loyola 11/8" se acercaron a unos Vanilla Fudge más bien desatados. Es muy extraño: cada vez sonamos más potentes y ni siquiera usamos distorsión. Energía.

¿Ruidosos? Claro, somos un grupo de rock... pero también sonamos con fuerza, vivos. La decisión en las interpretaciones, aun en trío, me enfrenta de nuevo a la cuestión de la alteridad. Decía, hace tiempo, que Cuchillo Mundo, en sus primeros pasos Pintado-Valero-Molinero, me daba una sensación de falta de control, de otridad, de funcionamiento ajeno a sus intérpretes... En realidad, era la energía del grupo, creciendo sobre mis ideas preconcebidas acerca de la música. Ya nada es premeditado: todo es potente y verdadero, por encima de lo que debe ser. Quiero decir que mi viejo enfoque autoconsciente ha sido dinamitado, en la música como en otros órdenes. Con Cuchillo Mundo es algo tan, tan evidente que me parece incuestionable: verdad, sobre todas las cosas.

Lo olvidaba: Román trajo unas ideas para bajo que sonaron francamente bien. Ahora, me queda la libertad armónica para construir. Seguro que incorporaré alguna cosilla más, quizá con esas opciones acústicas de mi Avecrem...

Al escuchar el Hammond, me di cuenta de que es el teclado perfecto para este grupo.

¿Será posible? Mi enfoque de la música se vuelve más espontáneo con la edad. ¿Más joven con el paso de los años?.

jueves, 3 de mayo de 2007

¿Qué Morse?

Detalles técnicos. Llevé mi remozada Strato del 59: nuevo golpeador, montado sobre el original, para conseguir un "enterrado" de las pastillas, potenciómetros fuera, rebajado profundo de la altura de la pastilla del puente, abrillantado, aceitado de cuerdas... Me gusta como ha quedado. Ahora, puedo utilizar las combinaciones 3-5 sin problemas, lo que me da más pegada.
¿Costumbre? Sigo prefiriendo el sonido de la Strato al de la Avecrem (ya sabéis, una Line 6 Variax 300). La sensación de tocar la Fender es placentera (el sustain, la calidez...), algo que no siempre ocurre con la Avecrem. Puede ser una cuestión de años: mi Strato no comenzó a satisfacerme hasta siete años después de su adquisición. La madera, como material orgánico, es lo que tiene. También cambio de actitud hacia la música: del dolor de cabeza, al placer de tocar con Cuchillo Mundo. Hoy, disfruto tocando la guitarra. Sospecho que Cuchillo tiene mucho que ver, aunque recuerdo algunos días con sensaciones similares, en mi etapa con NUN (Javier María Foks, Pedro Álvarez, Carlos Cantarero, Laura Pire, Cristian Batalla, y un servidor). Eran sólo algunos días, desgraciadamente.

Conversaciones divertidas. Confundí a Neal Morse con Steve Morse, hay que ser gilipollas... Las canciones van sonando muy asentadas. "Enceso" está sólo a la espera de los teclados y voces, casi nada. El segundo tema, en cambio, se va perfilando, casi por completo. Optando por lo simple, llegamos a su esencia. La coda final, en 11/8, suena como una orquesta sinfónica de recién divorciados pensando en sus ex-mujeres mientras interpretan a Richard Wagner. Parece mentira que tres intérpretes puedan atronar así. Es mi momento favorito, mi pieza favorita...
Dos novedades. Un añadido de quinta -en una octava superior- a uno de los acordes básicos, que le da un matiz agudo que se echaba en falta. Sin él, el aumento de potencia moría, por comparación con otros acordes anteriores (alguno de ellos con armonías ricas, cercanas al Jazz Fusion).
La novedad novedad, no obstante, es que llevé al ensayo mis "Exercicios Espirituales", de Ignacio de Loyola, en su edición hiperjesuítica de 1892. Román ya creía que se había metido en un grupo de Rock Cristiano (cuando no hay cristianos en el grupo, creo...). El lenguaje normativo de Ignacio suena a gloria, en medio de una coda rígida como el protocolo borbónico. Es una ironía que Álex captó al instante. Hizo bien en cabrearse y exigirme el librito anunciado.

El trío se orienta hacia interpretaciones muy duras. No hablo de distorsión, sino de tensión, de una capacidad de tensión que nunca había visto en un grupo de rock asturiano. La música puede lanzarse, sin control, a intensidades muy altas.

A la espera de teclista.

Trabajo aún inseguro sobre un tercer tema. Las variaciones pueden ser infinitas. ¿Power trio? Puede, pero más cercano a Cream -los Cream más ofensivos- que a Police, desde luego. Sin duda, tres músicos en sintonía, aunque ni ellos mismos lo crean. La suma es superior a las partes.

Naguamos per atopar al rapazo o rapaza que-y dé al muérganu. Ye increyible cómo se nos sentirá, nin lu maxinamos.

FRAN MOLINERO