miércoles, 10 de octubre de 2007

Fran Molinero cuenta la grabación de "Enceso"

No estaba previsto, pero la reunión en el estudio Ardilla&Feedback, de Misha Goldfarb, se convirtió en la grabación de "Enceso", el tema de presentación de Cuchillo Mundo.

El encuentro de la formación, tras dos meses en el dique seco, fue, en realidad, una pesadilla técnica, porque Misha tuvo que adaptar su estudio, muy orientado a la música culta, a algo tan distinto como el rock. Nuestra batería llevaba más micros que la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, y no es una exageración. Tras un montón de pruebas, la cosa se fue orientando, casi por su propio peso, hacia el registro de un único tema. No hubo tiempo para más.
Grabamos las bases -bajo, batería y guitarra rítmica- en directo y en sólo tres tomas. No queríamos algo perfecto, sólo un esqueleto sobre el que trabajar, para ir construyendo encima y dar con algunas conclusiones sobre el todo. Creo que el resultado final será una buena guia para "Enceso", que, obviamente, también cambiará en el tiempo, a la espera de nuevas incorporaciones y, sobre todo, con el horizonte de una grabación seria (lo de estos días no será más que una pequeña maqueta). Esto también generó disparidad de opiniones (en Cuchillo Mundo siempre estamos al borde de la locura, no hay nada frío).

Como en todas las grabaciones difíciles, ha habido un cúmulo de deserciones, plantes, encuentros y desencuentros, ausencias, buenos y malos momentos, mucho tiempo perdido y demás. En la grabación (repito: tres únicas tomas, tras meses sin ensayo), me di cuenta de que los músicos aportaban. Esto era una novedad para mí, porque en mis experiencias previas había visto lo contrario, más bien. La propia dinámica tensa del grupo, favorece su música.

Personalmente, tampoco fue fácil. A las infinitas dificultades técnicas, se sumaron las de diálogo. Hubo momentos en que tuve la impresión de que nadie, excepto yo, creía en el tema. Es la habitual sensación de estudio, cuando la cosa se pone difícil: uno tiende a sentirse aislado e inseguro. En realidad, tenía una visión del tema como un giro continuo del absurdo, un "evento y repetición" autosuficiente, un mundo propio que sólo nos enseña su superficie y al que no podemos juzgar desde patrones clásicos. Por eso, "Enceso" debía saltar sobre seguridades y lógicas armónicas, e incluso sobre la vieja estabilidad rock de tonalidades mayores o menores, para sustituirlas por la repetición de una secuencia personal de acordes -personal del tema-, no excesivamente dados a la emoción, por otra parte. En cierto sentido, el tema se basaba más en los intervalos, para su unidad, que en otros patrones clásicos. No era una canción: debía ser un mundo y no podía ser nuestro. No podíamos identificarnos emocionalmente con el sonido, sino que debíamos asistir a él, como oyentes. Como músicos, en cambio, interpretando, debíamos dejarnos llevar como sus encarnaciones, es decir, ser sus meros instrumentos. Como oyentes, ajenos; como músicos, médiums. Demasiado lejos o demasiado cerca, pero siempre respetando el misterio del tema, su otridad, su lenguaje inaprehensible, su distancia.
Pues bien, creía que esto no era compartido en absoluto por nadie. Lo sigo creyendo, aunque puedo estar equivocado. Las discrepancias, pese a todo, no fueron "ideológicas" sino más bien técnicas: a Álex le horrorizaba una parte bufa, que es uno de esos giros más delicados, donde "Enceso" se burla de "Enceso". También estaba su sospecha de que la cosa tendiera demasiado hacia lo que él llama "indie". Tiene parte de razón, porque mi enfoque es absolutamente underground. Al final, se implicó al máximo en la grabación y fue clave con su evidente gusto y perfeccionismo (muy superiores a los míos). Román, por su parte, discrepó casi desde el inicio, esperando quizá un simple registro limpio de tres instrumentos. ¿Somos demasiado barrocos? Es posible, pero grabábamos rock, éramos una banda de rock. La opinión de Román es que la composición de un tema lleva meses y no se puede hacer en tan poco tiempo. Creo que también tiene gran parte de razón, aunque esta simple maqueta nos ha hecho avanzar en ello, en días, más que todos los meses previos, juntos. También creo que su visión está más próxima al espíritu de la Electrónica que al del Rock.

Con todos los problemas, me parece que Cuchillo puede ser una banda personal y competente en estudio, si con sólo tres tomas puede hacer esto, aunque para cualquier futuro necesitamos un diálogo más intensivo, un intercambio real de opiniones sobre cómo, cuándo y por qué (más allá del simple "qué" al que nos entregamos en esta ocasión). Ahora bien, hay una energía casi explosiva en el "interplaying", que ni siquiera se reduce en estudio. El grupo está condenado a sonar personal, potente, y eso no lo podrían matar ni los productores de Vale Music. Un grupo feroz. Respecto a los overdubs, exceptuando los teclados de Misha, apenas los trabajamos. Fueron registrados con auténtica improvisación (por mi parte, todos los overdubs de guitarra salieron allí mismo y sin apenas repeticiones), para adecuarlos al carácter urgente, imperfecto y "live" del tema.

"Enceso" está en fase de mezcla, prevista para noviembre. Quizá hagamos una pequeña edición con una remezcla de Román y algún que otro tema. En cuanto esté disponible, la colgamos en esta página, para todos.

Danda cuenta la grabación de "Enceso"

I. Una grabación inesperada.

Noticias sorprendentes.

En septiembre el grupo se reunió para entrar, sin ningún ensayo preparatorio, a grabar en el estudio de Misha Goldfarb. La experiencia fue muy positiva pero también exigente con nosotros mismos, que tuvimos que realizar un gran esfuerzo contra viento y marea, superando imprevistos técnicos de última hora.



No sé si realmente a alguien le interesa que documente el proceso de grabación. Es algo aburrido de contar, realmente. Llegas al estudio, y te sientas varias horas a mirar como el técnico va poniendo cables. Al fin, empiezas a probar si el sonido es satisfactorio, y cuando te acercas a un sonido aceptable el proceso se repite con el siguiente instrumento. De esa forma, sólo tras un montón de horas se puede comenzar a tocar.

Lo cierto es que tras muchas horas esperando nuestro turno de tocar, al fin pudimos realizar una prueba. Sonido aceptable, así que grabamos el resultado. Está bien, pero no lo suficiente. Decidimos parar hasta el siguiente día.




Nueva jornada: una vez con la cabeza fresca, uno se da cuenta de que el sonido no era tan bueno como creíamos. Nuevos ajustes, nuevas esperas. Tras otro par de horas podemos al fin seguir tocando. Allá vamos: pese al parón de varios meses parece que recordamos bien la canción. En un par de tomas decidimos que el resultado es satisfactorio a nivel de maqueta. A continuación
nos ponemos a trabajar en el arreglo de un par de imperfecciones: hemos grabado toda la base de trío de la canción tocando los tres juntos (como en los últimos discos de Mamá Ladilla...) y ahora es el momento de "pinchar" en algún sitio (apenas un par de compases) y de grabar toda la "capa extra" que uno puede permitirse añadir a una canción trabajada en estudio.

El resultado en este momento era idéntico al del local de ensayo, esencialmente. Pero ahora quedaba añadir la aportación de Misha, toda la capa de teclados que tapase la desnudez de nuestro sonido esencial. Justo en ese momento recibimos una visita que habíamos estado esperando desde hace meses...

Se trataba de Lucía.

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II. El piano de la muerte.

Tras grabar la base rítmica, sólo quedaba meter un "refuerzo" de guitarras y algún tipo de teclados que "vistieran" la canción. Estábamos en el proceso de tomar las decisiones a ese respecto cuando supimos que al fin íbamos a conocer a Lucía, una teclista y cantante a la que habíamos intentado invitar hacía meses al local sin éxito. Al llegar Lucía, Misha actuó de forma extraña: en vez de invitarla a pasar a escuchar la canción en su forma "de local", se encerró solo en el estudio y tocó apresuradamente la línea melódica de la canción interpretada toscamente con un sonido "en bruto". Entonces nos invitó a pasar; el resultado fue francamente desagradable, pero no por el sonido de teclado, sino por un ruido de fondo que le acompañaba y que nos impidió disfrutar a ninguno de los presentes de lo que habíamos grabado. El incremento de la tensión del ambiente fue palpable, y Misha es especialmente sensible a esas presiones, lo que se notó en la "prueba" que realizó a Lucía a continuación, sometiéndola a un tratamiento digno de un "casting" de "Factor X". Con todo, Lucía es una chica simpática y soportó el trago con humor. Supongo que desde aquí tengo que agradecer a Lucía su paciencia.

Tras irse Lucía comenzó realmente el proceso de grabación "en serio" de los teclados. Una de las primeras cosas que hicimos fue meter unas partes de piano; Misha realizó una interpretación asombrosamente exquisita. Una toma: estupenda. "¡Esa nos vale! ¡Esta es la toma! ¡Misha, guarda esta!", grité alborozado. Fran y Misha no me hicieron caso; Misha afirmó: "Puedo mejorarla". Y en efecto, la mejoró: consiguió tocarla con aún más intensidad y sentimiento, guiado por una intuición de auténtico músico. Ah, pero en esta ocasión un ruido de fondo se filtró en el resultado final. ¡Había que repetir! No sé si los que estáis leyendo esto habéis estado
alguna vez en un estudio de grabación, pero si es así sabréis que al grabar se produce un momento mágico en el que todo lo que estás haciendo tiene sentido, y lo que grabas es algo absolutamente irrepetible que merece la pena conservar, independientemente del
resultado final de la canción.

Misha acababa de superar ese momento.

Ser técnico y músico a la vez no es fácil. Misha tuvo que dejar el piano demasiados minutos para ajustar el nuevo problema técnico, y cuando volvió a sentarse al piano se vio incapaz de repetir lo que había hecho, aquella toma tan buena que ya había sido borrada.
Misha estuvo intentando recapturar la magia toda la tarde, sin éxito. Fue el momento más frustrante de toda la grabación.

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III. Apogeo teclístico

Tras ese punto bajo de la grabación llegaría la remontada. El estudio de Misha está bien provisto y ofrecía miles de posibilidades teclísticas gracias al MIDI y a sus abundantes emuladores de teclados clásicos. Lo primero que hicimos, sin embargo, fue enchufar nuestro órgano Hammond a la mesa de grabación y crear varias texturas sonoras de las que estamos muy orgullosos. Cuando escuchéis el resultado final veréis a qué me refiero.

Luego nos pasamos horas intentando escoger sonidos apropiados para el resto de la canción. Nada parecía encajar; cada teclado parecía ajustarse mejor a otros estilos con los que no tenemos nada que ver (algunos de ellos sin duda podrían ser muy útiles para los proyectos de música electrónica de Román). Quizás por eso al final acabamos acudiendo a los "clásicos" de toda la vida, y decidimos que necesitábamos un sonido de mellotron. ¿Cómo conseguirlo? Recordé que Pepe Suárez, otro estupendo técnico, amigo y socio de Misha, tenía los emuladores necesarios para ello. Decidimos pedirle el favor de que nos los instalase.

A la espera de su visita, seguimos grabando teclados. Un poco frustrados con los sonidos teclísticos tan raros que parecíamos tener a nuestro alcance, surgió la ocasión de grabar un solo absolutamente extraño e inusual que le daría un sabor distinto a la parte central de la canción. El resultado, muy interesante, quedaría a medio camino entre lo bizarro y lo minimalista, sin
decidirse claramente por ninguna opción. Eso quedaría subsanado con la incorporación de un segundo solo, más irreal aún. El resultado es ciertamente estremecedor.

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IV - Final: Caen las bombas.

Nuestra canción estaba adoptando al fin una forma más que prometedora. Quedaba ya muy poco para tener algo entre manos de lo que sentirse orgulloso. Decidimos poner fin a las sesiones y dejar reposar la grabación: Misha estaba demasiado estresado por la experiencia (el peso de ser a la vez técnico, productor y músico) y necesitaba tiempo de recuperación.

Sin embargo, en ese momento cayó la primera bomba: un inesperado contrato de generosa cuantía económica surgió de la nada tentándome para trasladarme a Alemania de forma inmediata. ¿He dicho "tentándome"? No: obligándome. En diez días tendría que irme al corazón
de la vieja Europa e incorporarme a mi nuevo puesto. Esto suponía un frenazo para las actividades del grupo. Peor aún: la canción que estábamos grabando corría el riesgo de no ser completada jamás. Ante la situación, me veo obligado a convocar unas últimas
sesiones de emergencia ese fin de semana.

La situación es ruinosa: a Fran le resulta completamente imposible asistir por su horario de trabajo, y Román está ilocalizable. Eso nos deja a Misha y a mí solos con la responsabilidad de acabar toda la grabación en un tiempo record. Recibimos la breve visita de Pepe, que nos instala el Mellotron, y de Fran, que tiene que robar tiempo a su descanso mínimo para poder estar presente. Nada de ello sirve finalmente: un nuevo error inesperado, que Misha atribuye instintivamente a la apresurada instalación del Mellotron, destruye el ambiente de trabajo. Me veo obligado a dar por concluida la grabación y cada uno se vuelve a su casa. Dejo a Misha
sumido en un mar de dudas.

Al día siguiente recibimos la noticia: Misha ha tomado la decisión de que la responsabilidad de ser teclista del grupo es demasiado para él. Se considera ante todo un técnico, y no puede hacerse cargo de ambas responsabilidades. Ese día desaparece la primera
formación de Cuchillo Mundo, la que ha grabado la canción que pronto (esperemos) podréis escuchar en vuestros ordenadores.

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V. Epílogo.

Escribo estas líneas desde Frankfurt. Fran se ha comprometido a concluir la grabación; Misha sin duda también colaborará, pero es demasiado pronto para exigirle nada después de todo lo que ha dado. El grupo tendrá que pasar por una crisis tras la cual esperamos que surja una nueva etapa, aunque no se puede saber lo que sucederá. Con esta grabación damos por cerradas las actividades del grupo hasta el año que viene; con suerte, podréis escuchar la canción en la que hemos estado trabajando todo este tiempo, y quizás vayamos incluyendo nuevas actualizaciones del blog. Hasta ese momento, un saludo a todos y gracias por vuestra atención.

DANDA