jueves, 1 de marzo de 2007

Visita

Pequeña visita en el pequeño mundo, cuchillo.

Hoy el ensayo se redujo a una visita de Luis, guitarrista y amigo. "Vengo de oyente". No traía instrumento alguno y tuvo que limitarse a la actividad más difícil del mundo -escuchar- y a intentar una "Roxanne" que Sting cantaba en alturas imposibles, en masculino, excepto para el cantante rubio de los Pecos y Jon Anderson. Bien mirado, puede ser una cuestión de hormonas, si se trata de esos dos...

Álex, batería, no pudo llegar hasta las siete y cuarto, lo que dejó el ensayo en menos de 45 minutos. Led Zeppelin, en ese tiempo, hubieran grabado un disco; Pink Floyd, ni habrían montado la batería... Estuve solo una hora y cuarto, jugando con una afinación en D, muy Joni Mitchell, a la que no conseguía sacarle nada en claro, con la guitarra eléctrica. Las afinaciones folkies sólo te dejan tres opciones: jugar con las seis cuerdas, con acordes amplísimos; reducir esos acordes a triadas; o buscar extrañas armonías en los arpegios... Tras una pequeña impro -batería y bajo, ya sabéis-, Luis me dijo que le gustaba una serie arpegiada que, en realidad, había trabajado la hora anterior, y que inserté sin mucho tino. De hecho, y visto que a Álex también le convence la afinación, seguiré con las ideas que machacaba yo solo, en el local, sin mucha fe, pero que empiezan a relacionarse de manera aún imprecisa: afinación folkie, parte muy marcada en 9/8 (que, también metí en la impro, sin sentimiento de extrañeza por parte de Álex... te dije que lo conseguiría) y arpegios con armonías ricas, como las de Mr. Andy Summers.

Tocamos en frío el primer y único tema. A Luis le pareció "difícil", supongo que de interpretación. Es duro interpretar un tema así, sin más tomas ni preparaciones, y sólo con guitarra-batería. El problema es que Álex y yo, al tocarlo, imaginamos la construcción completa, con arreglos, bajo, teclados... y el oyente sólo puede escuchar una guitarra rítmica y una percusión, esbozos de lo-que-puede-ser.
Jugamos tambiñen con el segundo tema, aún en el aire, y creo que la alternancia de un par de esquemas contrapuestos (la secuencia de acordes -A- y unos arpegios desde el Infierno -B-), dio un buen juego. A veces, lo simple es mejor.

A la espera de nuevos músicos. Miedo a tener que variar tantísimo, a acostumbrarse a un espacio enorme y luego acomodarlo a la entrada de nuevos músicos. En realidad, el actual es un tiempo muy ingrato: meterse en el tópico de la guitarra rock, "tocar siempre", porque hay que llenar el espacio. Hoy en día, es literal: guitarra y batería. También el no recibir ideas melódicas y armónicas, sugerencias, de otro instrumento, ese "interplaying" que siempre suscita nuevas ideas, mayor fluidez, movimiento.

Cuchillo Mundo, tan incierto aún, se me va mostrando como un sonido, una forma de encarar el rock llena de ángulos y abismos. Necesito estas cosas para aferrarme a un proyecto. Sin visión general, no hay proyecto. El problema de éste, además de los inicios difíciles y problemas logísticos, es su necesidad de precisión. Es complicado ser preciso en una música de contrastes marcados, violentos.

Contrastes marcados, violentos.

FRAN MOLINERO

1 comentario:

Fer dijo...

Sí señor. por fin tu camino a la fama ha comenzado. un nuevo proyecto, una nueva ilusion. este primer mensaje es de apoyo y de ánimo tan solo.
¡ a comerse el planeta !