jueves, 8 de marzo de 2007

Mundo

Segunda sesión con Román.

Esta vez, jugamos en su terreno. Las dos horas fueron estrictamente electrónicas, con unas bases creadas ex-profeso para este ensayo. El resultado, un poco errático: la percusión de Álex, al tener que respetar la programada, ya no era el motor del grupo; mi trabajo, aún más limitado, al tener que seguir las secuencias, en un mismo tono invariable... Hubo momentos buenos, pero la rigidez del programa, sin otra persona manipulándolo, elimina las aternativas, esos espacios inesperados que surgen en la improvisación acústica. Me limité a algún apunte solista y, sobre todo, a reforzar con series más o menos minimalistas. Román, en cambio, lanza su bajo con mucha fuerza, acostumbrado a "cette manière".
Las máquinas te dirigen a una especie de limbo sónico, una línea mediana que no entiende de curvas. Te contagian su lógica del justo medio. Quizá haya que seguir trabajando con ellas, para adecuarlas al proyecto de Cuchillo Mundo, hecho precisamente de su contrario, de contrastes, y muy violentos. Es un reto.

También es posible que las bases de hoy fueran muy House. Hablando con Román, de vuelta a casa, comentamos que quizá habría que dar con un espacio más oscuro, más próximo a Tangerine Dream o Klaus Schulze. Estoy convencido de que esas máquinas pueden ayudarnos mucho en la búsqueda abstracta de un sonido del pensamiento, un sonido que se baste a sí mismo. La repetición puede ser un arma, como la oscuridad.
Me parece que debemos situarnos más allá de nosotros mismos, partiendo de una especie de caos indiferenciado, de una oscuridad que también lleve a la luz, y viceversa. Rozamos con la punta de los dedos ese lugar, en ocasiones. El Espíritu del Valle, que diría Lao Tse. Me recuerda a Heráclito, y el camino -esta vez, en música- es el mismo: el juego complementario e imposible de los opuestos. Voy detrás de ese sonido, que no se va a parecer a ningún otro. Su movimiento será el giro, una espiral cambiante, ajena, autónoma, incomprensible. La figura sería un réquiem perfecto para Jean Baudrillard (in memoriam). Pero esta figura es un mundo-sonido, un mundo que cuestiona al Mundo que lo contiene.

Mundu, mundo, world, pitibi, welt, mundus, mondo... Hacer honor a nuestro nombre.

2 comentarios:

Fer dijo...

para cuando alguna grabacion con la cual deleitarnos? tío, mira que pensaba que sabía algo de música hasta que te empecé a leer tanto nombre...
lo dicho, grabaciones ya! que quiero escucharos.
cuchillo teneis, así que encontrad tenedor y comeros el planeta (voy a adaptar esta frase como final de estos mensajes)
un abrazo!

Cuchillo Mundo dijo...

Desde Cuchillo Mundo agradecemos tus comentarios. Las grabaciones no se harán esperar en cuanto consolidemos la formación del grupo con un cuarto miembro, aunque esperaremos a tener un mínimo de temas (de momento tenemos un par de canciones, pero sólo darían para un "single" y eso ya no se estila...). Esperamos que sigas acompañándonos en este viaje en forma de blog.

DANDA