martes, 24 de abril de 2007

Roger Waters y Cuchillo Mundo

Pese al título, no hay relación alguna entre Roger Waters y Cuchillo Mundo. Eso sí, tiene su explicación, pero todo llegará...

El ensayo de este martes fue extraño. Había una pulsión hacia el rock más extremado, ya fuera por un ánimo encendido -enceso-, o por las deficiencias técnicas de un bafle, que nos daban un sonido de bajo realmente punk. Trabajamos la estructura del segundo tema, y empezamos con otro de aire bastante funkie -y en el que quizá incluyamos electrónica-.
No fue un buen ensayo, de esos en que todo suena empastado, perfecto, pero sí nos sirvió para mejorar el acabado de algunos temas. Probamos nuevos enlaces entre partes, secuencias de música electrónica, nuevos arreglos...

Al final, Álex arrastró al pobre Javi -profesor de teclado de los talleres- a soportar nuestro primer tema. Hicimos nuestra peor versión, para más castigo. Atropellamos los matices -en la inercia del ensayo- y tuvimos problemas en la interpretación. Javi aguantó hasta el final, lo que dice mucho de su paciencia, y hasta improvisó algunas virtudes escuchadas, lo que dice mucho de su diplomacia. A mí, personalmente, él me dejó con la boca abierta por un detalle: pulsé algunas notas sueltas de un viejo blues de Charlie Parker -blues que, obviamente, nunca dominaré- y, a continuación, Javi le dio un repaso a la versión original, con armonías aún más difíciles y en un miniteclado de dos octavas... Alucinante.
Un batería que escuchó el mismo tema en el restaurante donde trabajo, me preguntó si el saxofonista era ¡Charlie Christian!. Cada músico es un mundo.

Roger Waters. Misterio resuelto: lo vi en su concierto del sábado, en Barcelona. Era una vieja deuda de adolescencia con mi grupo favorito, por entonces. Me los perdí a los quince años, cuando conocía sus discos de memoria, literalmente. No fui a Anoeta con una amiga en el 94, por aquello de "ya volverán". No, no volvieron.
Este 2007 me desquité y fui a Barcelona, solo como una vela, para ver a Waters tocando todo el Dark Side of the Moon, además de clásicos que llegaron incluso al año 68 -sí, en el Neolítico-. Un concierto perfecto, con un vejete en plena forma, interpretando mejor que nunca -como bajista y, sorpresa, como gran cantante-. Las canciones de los Floyd, en su voz rota, suenan personales, auténticas, mejores que en la versión descafeinada de los Pink Gilmour. Credibilidad. Un artista interpretando la obra de una vida, con la máxima convicción. Te reconcilia con el rock, que, no lo olvidemos, no deja de ser música popular. La vigencia de estos clásicos, con más de 40 años a las espaldas, te hacen pensar que, además, el rock es música tradicional y que así será considerada, con el paso del tiempo. Waters ya escribía la Historia del Rock en los 60, y lo sigue haciendo en el siglo XXI, aunque en un sentido diferente.

Como sabrán todos los que tienen el dudoso placer de conocerme, he regresado de Barcelona maravillado con Catalunya -a Waters ya lo conocía: no fue un descubrimiento-. De hecho, he vuelto más catalanista que Puigcercós y Lluis Llach y Tarradella juntos. Me sorprendí a mí mismo, en el viaje de regreso, leyendo un periódico catalán de cabo a rabo, ¡y disfrutando!. En mi defensa, os diré que no tengo pactos de gobierno pendientes con CIU y, desde luego, en mi puta vida he hablado catalán en la intimidad. Pero qué tierra...

Agravios comparativos. Álex entendió que Waters sonara mejor que el resto de Floyd juntos, como Costa sonaba mejor que el resto de los Siniestro Total juntos. De acuerdo con él, al 100%, excepto en que dijo que los Floyd eran malos. Agravio comparativo: ¿son mejores Los Feliz que Pink Floyd? Aunque no lo parezca, esto también es una broma.

1 comentario:

Cuchillo Mundo dijo...

Para empezar, debo decirte que estás en lo cierto: a veces el espíritu de un grupo lo conservan mejor los miembros que lo han abandonado.

Con respecto a lo de Javi, yo lo conozco un poco mejor que tú y opino que fue más o menos sincero: al salir de allí me dijo con un cierto entusiasmo no que le gustase nuestra música (que no creo que fuese así), sino que le parecía estupendo que hubiera algún grupo que se saliera de los caminos trillados. Has de tener en cuenta que éste es un músico profesional con un conocimiento enciclopédico de la música pero sin tiempo para saborearla y al que todo ya le da un poco igual: después del ensayo presencié cómo borraba de su disco duro 40 gigas de MASTERS de grupos a los que había grabado y de ensayos de sus grupos. Ya conocerás perfectamente mi veneración por las grabaciones "de valor histórico", por precarias que sean. Para mí aquello fue como ver a Saturno devorando a sus hijos.

Precisamente por eso creo que voy a revelar el comentario que hizo cuando acabamos de tocar ante él nuestra primera canción, y que ilustra su mentalidad de músico profesional a la perfección: "¿Y todo esto lo sabéis tocar sin papeles?".

DANDA