viernes, 18 de enero de 2008

Colgados del pescuezo

¡Dos meses enteros sin actualizar el blog en forma alguna! Eso es imperdonable. Creo que debo una disculpa (abstracta, pues actualmente no creo que quede ya ningún lector al que dirigirla) por esta prolongada ausencia virtual.

Recuerdo vagamente de mis clases de cine en la facultad la peculiar teoría de que una película no "existe" realmente hasta que es proyectada. Siguiendo ese razonamiento, el hecho de que nadie haya llegado a escuchar aún la música de Cuchillo Mundo podría indicar que el grupo no existe.

El hecho es que el grupo ha grabado una canción. El problema es que la canción no ha sido mezclada. Acudiendo de nuevo a la teoría cinematográfica, hay quien considera que el proceso más importante de una película es el montaje, donde se construye buena parte del significado. Pues lo mismo podría aplicarse a la música: aunque las tomas originales empleadas como materia prima han de ser buenas, el momento de la mezcla es esencial para definir la personalidad de una canción.

Cuando regresé a Asturias en las navidades de 2007, la mezcla de "Enceso" había quedado inconclusa. Se hizo un intento en mi ausencia, pero éste se vio frenado por la remodelación del estudio de Misha. Nuevo ordenador, nuevo software... Así que, cuando llegué, el trabajo realizado hasta el momento dejaba bastante que desear. Faltaban sonidos y texturas en las que habíamos trabajado durante horas (por ejemplo, el sonido de mellotron), y el resultado no era satisfactorio. No costó mucho tomar la decisión de borrarlo todo y empezar de nuevo.


Fue una delicia volver a reunirme en el estudio con mis maravillosos compañeros de viaje en esta experiencia musical: el guitarrista Fran Molinero, el bajista Román Pintado, el productor ("no me llaméis teclista") Misha Goldfarb, por supuesto un servidor, y además el gran técnico de sonido y también amigo Pepe Suárez. Aquel día mezclamos poco pero bien, y sobre todo fue genial volver a estar todos juntos en un gran ambiente. Era casi como si no hubieran transcurrido tres meses sin vernos. La música sonaba fresca, con las guitarras brillantes entrando y saliendo, el bajo vivo e inquieto poniendo las bases del tema, el piano ocupando su lugar natural en la canción con muchísima clase (Misha debería tomarse más en serio su capacidad como intérprete)... y por desgracia una batería que sonaba desvaída y confusa. Era un problema de sonido, que tendríamos que solucionar antes de seguir con la mezcla; por suerte pudimos contar con la inestimable colaboración de Pepe. Tras varias horas, conseguimos un sonido bastante satisfactorio para la canción, aunque quedaban por ajustar todas las demás capas del puzzle sonoro.

Tras los buenos resultados de aquel día, acordamos concluir la mezcla la semana siguiente. Quién iba a imaginarse entonces que, simultáneamente, Misha enfermaría y mi autobús se pegaría un castañazo en la carretera Oviedo-Trubia en Nochevieja. Tendría que volver a Alemania dejando la mezcla inacabada.

Cuchillo Mundo lleva muy poco tiempo en funcionamiento, y no ha tenido tiempo de consolidarse como grupo, así que mi ausencia parece haber detenido todo el proceso. ¿Acaso no podrían hacer la mezcla sin mí? Aunque quisiera estar presente, creo que lo más importante es que la mezcla siga adelante. También es verdad que hace dos años ya pasé por la experiencia de ver cómo mi anterior grupo daba forma a un disco en el estudio sin mí mientras yo concluía mis estudios en Irlanda, para encontrarme a mi regreso que la conexión con ellos se había roto. No espero que se repita la historia, pues las cualidades personales de los miembros de mi actual grupo son completamente distintas, pero lo cierto es que es complicado mantener en forma un grupo cuando vives a 1.500 km de distancia y no puedes ofrecer una fecha definitiva de regreso.

¿Ha decidido el destino que el tren "Cuchillo Mundo" nunca abandone la estación? ¡Es muy pronto para decirlo! Yo me resisto a creerlo. Lo primero es acabar esta canción, grabar las otras dos que tenemos en la recámara, y después... no sé, quizás algún día aparezca un millonario benefactor que nos retire a todos de nuestros sacrificados trabajos y que nos financie unas vacaciones en las Bahamas para componer y grabar un álbum.

DANDA